Opinión
Ecuador: Algo feo se cocina con el agua

 

Fuente: Argenpress
Por: Cecilia Chérrez /

Fecha publicación:28/07/2003

 ¿Qué buscan las grandes instituciones internacionales como las Naciones Unidas y el Banco Mundial al repetir con insistencia que el agua será cada vez más escasa y que las guerras de este siglo serán a causa del agua?

Veamos dos ejemplos recientes. El lema de la celebración del día del ambiente, este 5 de Junio, promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) fue textualmente 'Dos millones de personas están muriendo por el agua'. Un poco antes, en marzo, cuando se celebró el III Foro Mundial del Agua en Kyoto, se utilizó hasta la saciedad la espeluznante cifra de que para el 2025 dos tercios de la población mundial deberán enfrentar déficit de agua limpia.

Para que no quede duda de por dónde van las responsabilidades, se nos recuerda que entre 1940 y 1990 la población del mundo creció de 2.300 millones a 5.300 millones de personas, mientras el uso de agua se elevó cuatro veces.

Lo cierto es que las corporaciones transnacionales del agua están aprovechando muy bien la escasez del líquido vital para empujar una de las más perversas privatizaciones. La estrategia consiste es garantizar la provisión de agua para quien pueda pagar por ella, con el argumento de que el precio debe reflejar la escasez, y el costo de las inversiones para su distribución. Política de recuperación de costos es el nombre con que se quiere desmoronar el derecho fundamental -irrenunciable- de la población al agua.

Si corremos el velo de las cifras globales sobre el consumo de agua, en Estados Unidos. un habitante promedio consume cada año 2.300 metros cúbicos; la Unión Europea (UE) más Japón consumen en promedio 900 metros cúbicos, según datos calculados en base al uso doméstico y consumo diario de productos industriales cuyo procesamiento demanda agua (papel, plásticos, alimentos, electricidad, refrigeración). En India, en cambio, el 93 por ciento del agua que se utiliza es destinada para regar los campos y producir alimentos.

Agüita para Coca Cola

Una gran cantidad de agua dulce se destina a fines industriales. Las de mayor demanda son industrias como la Coca Cola, la minería metálica, la agroindustria, las plantaciones forestales, entre otras. Algunas de éstas y otras actividades de extracción a gran escala están entre las más contaminantes. Un ejemplo es el petróleo, que en las provincias de Sucumbíos y Orellana, con 30 años de extracción petrolera encima, les ha dejado sin fuentes de agua limpia confiables, ni subterráneas ni superficiales. Por cada barril de petróleo extraído se ha vertido a los ríos un barril de 'agua de formación',
que tiene un alto contenido de metales pesados y sustancias radioactivas, y es 6 veces más salina que el mar. Si se considera que 77 millones de barriles de petróleo se consumen cada día a nivel mundial, al menos igual número de barriles de agua de formación se vierten a los cuerpos de agua por día.

Las nuevas políticas de agua ni se orientan a frenar el despilfarro ni condenan la contaminación. Según la Guía para la Gestión de Recursos Hídricos, presentada por Global Water Partnership en febrero del 2003, quienes contaminan 'pueden obtener el derecho de comprar y vender cuotas para sus emisiones', o sea comprar el derecho a contaminar.

Según un estudio del Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos, con ayuda del Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericanos de Desarrollo (BID) se avanza hacia la privatización del agua. Entre 1990 y 1995 el BM dio 21 préstamos a países subdesarrollados en los que condicionaba la entrega del dinero a la privatización del agua. Entre 1996 y 2002 el número aumentó a 61.

El BID privatiza en Guayaquil

En julio de 1997 Ecuador se endeudó con el BID en 40 millones de dólares para sentar las bases de la privatización del agua de Guayaquil, con la que se beneficiaría la empresa Interagua, subsidiaria de International Water Group of Netherlands o Bechtel, responsable de la 'guerra del agua' en Bolivia y que recibió enormes beneficios de la invasión de Estados Unidos e Inglaterra a Irak. El segundo paso privatizador se dio el 24 de enero de 2003, cuando Interagua/Bechtel pidió al BID un préstamo de 40-50 millones, poniendo al estado de garante. Como el total requerido para el período 2002-2006 es de 146 millones, la empresa prevé completar lo que falta con un auspicio aún sin definir, y los flujos de caja, es decir el ingreso por planillas. Si la gente de Guayaquil se resiste a pagar, Interagua no tendrá cómo responder al proyecto porque no cuenta con capital significativo propio. Lo mismo hizo en Cochabamba. Con el nombre de Aguas del Tunari, Bechtel operó sin invertir sus propios fondos y se respaldó en el mismo membrete jurídico, registrado en Holanda.

No hay que olvidar que la Ley Trole 2, aprobada hace algunos años, contiene reformas a la Ley de Modernización y a la Ley Especial del Cedegé (Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Guayas), en las que se acepta que el agua potable y de riego sean entregadas al sector privado. Un año más tarde, el sector campesino de Pedro Carbo, Isidro Ayora y Lomas de Sargentillo tuvo que frenar con una movilización de 3000 personas el intento de Cedegé de iniciar el proyecto de riego Villao que obligaría a pagar por el agua cerca de mil dólares por hectárea al año y 6.274 dólares por el costo de la infraestructura.

Global Water Partnership impulsa los mercados de agua superficial y subterránea, la transferencia del agua (desde los usos de menor valor a los de mayor valor o rentabilidad), las subastas públicas ofreciendo agua al mejor postor. Además considera que 'las reformas impopulares pero necesarias, como el aumento de tarifas, recoger cuentas no pagadas, reducir la fuerza laboral, es un motivo político para el involucramiento creciente del sector privado de gran tamaño y/o internacional, en vez de ser realizadas por políticos'.

¡Rompe el medidor!

La política de recuperación de costos ya ha tenido nefastas consecuencias. En Cochabamba, después que la distribución del agua fue concesionada a Bechtel, la tarifa mensual de agua subió 400 por ciento, de 5 a 20 dólares, para el sector obrero. Esos 15 dólares de diferencia suponían la comida de una familia durante una semana y media. Bechtel, la empresa de agua más grande de Estados Unidos, tuvo que salir de Bolivia en 2002, pero demandó por 25 millones de dólares a Cochabamba por las ganancias que dejó de percibir. Un año y medio después, tras la invasión a Irak, el gobierno de George W. Bush le otorgó como premio consuelo un contrato de 680 millones de dólares para participar de la rentable 'reconstrucción' de ese país. En el directorio de Bechtel está George Schultz, que fue Secretario de Estado en el tiempo de Ronald Reagan, y acaba de ser jefe del Comité para la 'Liberación' de Irak.

La reacción europea a esto fue reveladora. El comisionado de relaciones exteriores de la UE, Chris Patten, dijo que 'sería muy torpe' que Estados Unidos se quede con los contratos jugosos en Irak. Por ejemplo, Bechtel debería dar a la británica Thames Water la posibilidad de intervenir en contratos de alcantarillado.

En Sudáfrica, la política de recuperación de costos significó la imposición del sistema de pre-pago forzando en el año 2000 a que la población prefiera obtener el agua de ríos cercanos, lo que provocó la muerte de 300 personas y que más de 1.200 se infecten de cólera. Desde 1996, más de 10 millones de sudafricanos han perdido su acceso al agua como consecuencia de la privatización, que hizo subir las tarifas un 600 por ciento.

La mayor reserva mundial de agua dulce, el acuífero guaraní, en Brasil y Paraguay, ya comienza a ser privatizado, de acuerdo a información del brasileño Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra. Nestlé ya compró parte de las fuentes, mientras Coca Cola se mueve en Paraguay. El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso entregó al Banco Mundial la coordinación de los estudios sobre el acuífero Guaraní, con el detalle de que la información no quedó a disposición del gobierno ni de los ciudadanos de Brasil.

Algo muy feo se cocina con el agua. Los inversionistas quieren burlar el derecho fundamental de la humanidad al acceso a este líquido vital, convirtiéndolo en una mercancía funcional al mercado y la rentabilidad. Pero las corporaciones se chocarán con una resistencia semejante a la de Cochabamba, y de quienes están en el ánimo del joven que tomó una brocha en Sudáfrica y escribió en las paredes '¡Rompe el medidor, disfruta del agua!'.

En Ecuador no debe ser diferente.