Radio Internacional Feminista - FIRE

Septiembre 2005

Conferencia Internacional de Mujeres de Negro
 Jerusalén 12-16 de agosto  
"Mujeres Resistiendo la Ocupación y la Guerra"


La experiencias de Serbia por Stasa Zajovic. 

Encarar el pasado y justicia transicional: un enfoque feminista

Ponencia presentada en el encuentro de la Red Internacional de Mujeres de Negro, que se celebró en Jerusalén del 12 al 16 agosto de 2005.


En la foto Stasa Zajovic. 
Foto Radio Feminista

 

Contenido

-          Objetivos

-          Dilemas

-          Obstáculos

 

El colectivo de Mujeres de Negro de Belgrado inició sus actividades en octubre de 1991 para expresar el más profundo rechazo a la política del régimen serbio, el mayor responsable de las guerras en la ex Yugoslavia. Mediante la visualización de la resistencia de las mujeres a la guerra, con actos de resistencia no-violentos, hemos ido creando la política feminista-antimilitarista: organizando la rabia, transformando la indignación en acción, transformando el miedo, el sentimiento de culpabilidad y la desesperación en discurso político y en acción política pública.

 

La resistencia de Mujeres de Negro a la guerra, al nacionalismo y al militarismo, en los casi catorce años de existencia, ha atravesado por diferentes fases y se ha manifestado en diferentes niveles: emocional, ético, político-activista, educacional, estético. 

En casi catorce años de existencia del grupo, hemos edificado la política de mujeres por la paz, basada en claros principios éticos. El primer principio, el principio fundamental de la política de paz de Mujeres de Negro, transformado en actos concretos de resistencia no violenta y en desobediencia cívica, expresado en el lema “No en nombre nuestro”, ha sido dirigido principalmente contra el régimen serbio, que ha llevado a cabo las guerras y ejecutado los crímenes, luego a la comunidad en nombre de la cual han sido cometidos los crímenes (la etnia serbia), así como a las victimas de esos crímenes: personas de otras etnias (en Croacia, Bosnia y Herzegovina, Kosovo). El principio ético y político “No en nombre nuestro” ha sido y sigue siendo una transgresión permanente del consenso nacional creado en torno a la idea de una “guerra justa, defensiva” como respuesta a  la supuesta “amenaza a la nación serbia”, al entramado de mitos elaborados para sustentar la guerra y justificar los crímenes de guerra. 

Para nosotras ha sido sumamente importante que tengan constancia de ello tanto los responsables de la guerra como los perpetradores de los crímenes de guerra, porque somos conscientes de que si no se los recordáramos y repitiéramos constantemente, podrían pensar que cuentan con nuestra aquiescencia, con nuestro permiso para cometer todos los crímenes que han cometido y que siguen cometiendo. Sin embargo, mucho más que todo esto, nos importaba que lo supieran las víctimas de los crímenes, porque “en ese instante la base de mi responsabilidad es la identidad común con los autores de los crímenes colectivos. Mi pertenencia a la nación es accidental, pero los crímenes han sido cometidos en mi nombre de manera deliberada y sistemática.

De ahí resulta que la contingencia de mi pertenencia étnica queda  anulada por la intención deliberada y la conducta de los que en mi nombre étnico han aducido la afiliación como motivo para matar a personas de afiliación diferente. La casualidad de mi existencia étnica termina en este punto, porque el crimen es cometido en mi nombre. En cierto sentido se trata de un hecho decisivo: la fundamentación ideológica, el carácter y las dimensiones de los crímenes son tales que afectan a mi identidad individual” (Nenad Dimitrijevic).

 

En resumen, tanto durante las guerras, como también ahora, tras el cese de los conflictos bélicos, nos hemos empeñado en desmontar los patrones culturales, los sistemas ideológicos y de valores que han hecho posible las guerras, y que han justificado en el pasado y siguen justificando retrospectivamente la guerra y los crímenes de guerra.

 

Papel y responsabilidad de la sociedad civil ante la tarea de afrontar el pasado criminal y de lograr la justicia transicional

Desde el inicio, Mujeres de Negro, como parte integrante de la sociedad civil y en particular como parte activa en la resistencia no violenta al régimen que ha emprendido la guerra y ha cometido los crímenes de guerra, partimos de las siguientes premisas:

 

  • La sociedad civil como organización autónoma de ciudadanas/os juega un papel importante en el enfrentamiento con el pasado.

  • La sociedad civil tiene el deber y la responsabilidad de ejercer continuamente presión sobre las instituciones del Estado con el fin de denunciar los crímenes de guerra y exigir  el castigo de todos los que idearon, dieron órdenes y ejecutaron los crímenes de guerra.

  • La sociedad civil tiene el deber y la responsabilidad de abogar permanentemente contra la impunidad de los crímenes – porque su negación perpetua el clima político, cultural, espiritual y emocional que ha hecho posible la guerra y justifica sus crímenes, un clima que ha impedido crear una paz justa y duradera, como premisa fundamental para el desarrollo de la sociedad civil.

  • La sociedad civil debe asumir la responsabilidad en la implantación de la justicia (mediante un sistema jurídico alternativo, con tribunales alternativos, populares, de mujeres...), habida cuenta de que muy a menudo el sistema jurídico institucional no está en condiciones de hacer  efectiva la justicia, y asimismo para evitar que una justicia expeditiva desemboque en linchamientos arbitrarios.

  • Por fin, la sociedad civil tiene el deber y la responsabilidad de crear y poner en práctica diferentes formas de justicia transicional.

 

¿Qué es la justicia transicional?

 

“Es un conjunto de instituciones, de procesos y decisiones tanto morales y jurídicas como políticas que han sido adoptadas y puestas en práctica en el curso de la transición democrática, o sea, en  la transición de regímenes criminales/dictatoriales hacia la democracia” (Nenad Dimitrijevic).

 

La justicia transicional comprende:

  • sanciones penales;

  • sanciones no penales, en las que juega un papel destacado la sociedad civil; todas las formas de responsabilidad: individual, colectiva, moral, política; todos los mecanismos de reparación y rehabilitación de las víctimas de los crímenes.

 

La justicia transicional es un proceso permanente que implica la creación de nuevas formas de responsabilidad porque las formas de justicia transicional creadas hasta ahora, no ofrecen respuestas a cuestiones complejas del pasado y tampoco son suficientes para romper con el pasado criminal.

 

No hay modelos hechos que se pueden implementar mecánicamente: todos los modelos conocidos son una mezcla de diferentes procesos de justicia transicional. Por este motivo hace falta crear nuevos modelos de justicia transicional: una de esas formas es nuestro enfoque feminista para enfrentar el pasado. Crear nuevas formas de justicia transicional como, por ejemplo, introducir el atributo de género (engendering) en la justicia transicional es un verdadero desafío para la teoría y la praxis feministas.

 

Los objetivos de la justicia transicional son los siguientes:

  • enfrentar el pasado criminal;

  • depurar los residuos de los regímenes criminales; en ninguna parte han sido depurados todos los representantes de los regímenes anteriores, pero del grado de ‘depuración’ depende el proceso de enfrentamiento con el pasado; 

  • desenmascarar la justificación ideológica del crimen; del grado de desenmascaramiento de los mecanismos (políticos, culturales y otros) que han engendrado las guerras y los crímenes depende en gran medida que éstos se repitan o no; 

  • ofrecer a los ciudadanos/as la posibilidad de rechazar el sistema de valores que ha engendrado las guerras y los crímenes de guerra, así como de eliminar los instrumentos, los actores y las consecuencias de la violencia masiva de la vida social y pública (Nenad Dimitrijevic);

  • instaurar el estado de derecho y la democracia, etc.

 

 

 

¿Cuáles son los dilemas en los proceso de la justicia transicional?

 

·         Sanciones penales: ¿Enjuiciar o no a los representantes de los regímenes criminales? S. Cohen también plantea: ¿Quién debe ser sometido a ellas: sólo los que han organizado los crímenes o los que los han ejecutado? ¿Hay que limitar los juicios sólo a los delitos penales por el atropello de los derechos humanos o también por la corrupción y la mala administración de los asuntos económicos? Por ejemplo, el Tribunal permanente de los pueblos considera que las víctimas de los crímenes contra la humanidad no son solamente las personas sometidas a torturas, asesinadas o desparecidas sino cuantas hayan sido despojadas de la dignidad humana por los regímenes criminales.

·         Sanciones no penales: No ocultar la verdad sobre los regímenes criminales aunque no haya persecución penal: muchos opinan que lo mejor es declarar la amnistía general y dejar el pasado detrás. Todos estos asuntos suscitan muchos debates, dilemas y controversias.

 

¿Cuáles son los obstáculos mayores para la realización de la justicia transicional en Serbia?

 

El proceso de justicia transicional en Serbia ni siquiera ha sido iniciado. Las sanciones penales del Tribunal Internacional para la ex-Yugoslavia, el Tribunal de La Haya, representan casi la única forma de la justicia transicional. Debido al hecho de que ni en Serbia ni en otros Estados de la ex-Yugoslavia, ha sido puesto en práctica el proceso de lustración, el número de juicios por la guerra y los crímenes de guerra ante los tribunales nacionales es insignificante.

 

Otras formas de justicia transicional como las sanciones no penales, por citar sólo algunas de ellas, (comisiones de verdad y reconciliación, lustración, reparación/ indemnización, recuperación moral, perdón, conmemoración, etc.) apenas se tienen en cuenta, o bien, se llevan a cabo casi exclusivamente bajo la presión de la comunidad internacional, por motivos pragmáticos y no por la necesidad interna de superar el pasado criminal. Aquí me refiero al nivel institucional, ya que la situación es diferente ante las iniciativas de la sociedad civil.

 

·         El tipo de régimen anterior incide en la adopción de la justicia transicional: Nenad Dimitrijevic considera que existen dos tipos de regímenes criminales: el primero es aquel que no ha contado con la lealtad de los súbditos sino exclusivamente con el aparato represivo del Estado (ejemplo la URSS y su terror sobre los adversarios); en este caso el pervertido sistema de valor, sus instituciones y sus normas nunca han sido interiorizadas por parte de los súbditos; hablamos aquí, en consecuencia, de un régimen de criminales (algo similar ha ocurrido en América Latina). 

       En el segundo caso se trata de una colaboración voluntaria de los súbditos con el régimen, o sea, de un consenso entre el régimen y los súbditos en torno a un proyecto criminal (como por ejemplo la Alemania nazi y la Serbia de Milosevic). A los crímenes cometidos por ellos Dimitrijevic los califica como ‘crímenes colectivos’ por cuanto son actos cometidos por un número significativo de individuos de un grupo, en nombre de todos los integrantes de ese grupo en contra de algunos individuos, objetos de agresión por pertenecer a otro grupo diferente (los albaneses, los croatas o los musulmanes en el caso del régimen serbio). ¿Qué es lo que hace más responsables a los súbditos de los regímenes del segundo tipo? El hecho de haberles refrendado en las urnas, el apoyo plebiscitario, el compartir un sistema de valor pervertido, etc.

 

·         La sociedad está seriamente polarizada en torno al pasado: por ejemplo, en Serbia la  inmensa mayoría insiste exclusivamente en que el pueblo serbio es la única víctima, en tanto que una pequeña minoría insiste en la culpabilidad serbia por la guerra y los crímenes de guerra. En Serbia la inmensa mayoría insiste sólo en su verdad, en sus víctimas, en sus sufrimientos, etc.

 

·         No existe consenso en la posguerra sobre las causas y consecuencias de la guerra ni sobre los crímenes de guerra: en el caso de Serbia no se trata sólo de profundas discrepancias en la interpretación de los hechos sino de la negación literal de los mismos, o sea, de los crímenes de guerra. En combinación con el llamado legalismo predominante en la época post Milosevic, esta falta de consenso tiene repercusiones catastróficas.

 

·         No existe una sociedad democrática: en Serbia predomina el clima en que todas/os nosotros/as somos súbditos/as y no ciudadanos/as. En Serbia predomina el tipo de sociedad no democrática.

 

¿Cuáles son los ‘rasgos específicos’ de Serbia en el enfrentamiento con el pasado criminal y en el proceso de  justicia transicional?

 

Los “rasgos específicos’ de Serbia podrían ser clasificados por períodos cronológicos:

 

I fase: Crimen organizado por el Estado y negación del presente:

El régimen de S. Milosevic es el mayor responsable por las guerras y los crímenes de guerra en la ex Yugoslavia; ha perpetrado actos de agresión contra Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo. Serbia ha participado en todas las guerras; el régimen serbio ha prestado una enorme ayuda financiera, logística, militar, policial, y de todo tipo a sus satélites, o sea, a los llamados Estados serbios en Croacia y Bosnia. El único conflicto armado que ha tenido lugar en Serbia ha sido la intervención militar de la OTAN, durante la primavera de 1999.

 

El régimen serbio es responsable de un número incontable de crímenes, incluido el mayor de todos ellos: el genocidio de Srebrenica (en julio de 1995 fueron asesinados más de 8 000 civiles musulmanes). Frente a esa ejecutoria del régimen y mientras se llevaba a cabo las guerras y los crímenes de guerra (1991-1999), se ha impuesto la estrategia oficial de negación literal de la realidad, expresada en el siguiente slogan del régimen “Serbia no está en guerra”.

Naturalmente, los medios de comunicación del régimen, que “eran la mayor parte de los existentes, hacían todo lo posible para encubrir ese ‘pasado’ o sea, lo que ocurría en aquellos momentos en el presente. Recurrieron a todo tipo de técnicas para mitificar y alejar dicho presente, para hacerlo inaccesible e incomprensible” (Snjezana Milivojevic).

 

La resistencia más fuerte contra la guerra. El mayor número de rebeliones contra la guerra y el mayor número de desertores de guerra. Durante el tiempo que duró la guerra en Serbia existió una resistencia muy organizada contra la guerra y contra la política belicista del régimen; en Serbia se dio, también, el mayor número de movilizaciones forzosas a favor de la guerra, pero también se produjo un gran número de rebeliones contra estas movilizaciones; aunque las rebeliones contra la guerra tuvieron diferentes motivos, pero por su carácter masivo, su continuidad y su frecuencia han representado un potencial cívico muy significativo.

Se calcula (porque ni el régimen de S. Milosevic, ni las nuevas autoridades nunca han proporcionado el número exacto de desertores de guerra) que más de medio millón de hombres rechazaron ir a la guerra o desertaron en el frente.

 

 

II fase: El periodo después de la caída del régimen (octubre 2000): periodo de expectativas no cumplidas:

 

Las nuevas autoridades no practicaron una ruptura radical con el régimen anterior. Es decir, los partidos que integraban el nuevo gobierno de coalición (18 partidos) eran muy heterogéneos y mantenían enfoques diametralmente opuestos en cuanto al pasado bélico. La única cosa que les unía era la oposición común al régimen. Esto ha dificultado enormemente a la parte minoritaria del nuevo gobierno el poder llevar a cabo un enfrentamiento decisivo contra los restos del régimen anterior y contra las consecuencias del pasado criminal.

 

Cuando uno de los representantes de esa corriente minoritaria decidió dar pasos en esta dirección, lo mataron. Se trata de Zoran Djindjic, primer ministro de Serbia, asesinado el 12 de marzo 2003.

 

Basta con mencionar un solo dato sobre la continuidad del poder en Serbia: el sostén más fuerte del régimen de Milosevic, el ejército, ha protegido en sus cuarteles hasta el año 2002 al criminal de guerra más solicitado, el mayor responsable del genocidio de Srebrenica, Ratko Mladic, quien a fecha de hoy sigue sin ser capturado. Y no es el único que ha gozado de asilo y protección en los cuarteles del ejército: son muchísimos más los que habiendo sido solicitados por el Tribunal de La Haya, gozan, no obstante, de la misma protección.

 

Después de la caída del régimen, la comunidad internacional  ha ofrecido a Serbia una buena oportunidad de pasar del régimen criminal hacia la democracia; sin embargo, Serbia no la ha aprovechado. La falta de disponibilidad de las nuevas autoridades para romper seriamente con el pasado criminal tiene varias expresiones, de los cuales mencionaré sólo algunas:

 

En el año 2.001, en la RF Yugoslavia fue fundada la “Comisión de verdad y reconciliación”, como un mecanismo de justicia transicional reconocido por todo el mundo, pero su objetivo no ha sido dar a conocer la verdad, sino relativizar la verdad y justificar ideológicamente la política bélica del régimen anterior. Por ello la mayor parte de los integrantes eminentes de dicha comisión ha dimitido. La Comisión de facto no existe, no ha hecho público ningún informe, y ni siquiera en el presupuesto han sido previstos los gastos para su trabajo. Sin embargo, sí ha sido adoptado un decreto de ayuda financiera para los acusados por el Tribunal de La Haya y para sus familiares (Junio 2003). Esta forma de remuneración de los criminales no supone sólo su glorificación, sino la continuación del clima de la impunidad, la negación de la dignidad de las víctimas y, por último, una vía que hipoteca el futuro, etc.

 

III fase: El rechazo institucional organizado al enfrentamiento con el pasado. La negación institucional organizada del pasado criminal:

Este periodo va desde el asesinato del primer ministro Djindjic (Marzo 2003) hasta ahora.

 

¿Cuáles son sus características principales?

 

·         La rehabilitación de los representantes del régimen de Milosevic, especialmente después de las elecciones parlamentarias de diciembre 2003. Esta rehabilitación es consecuencia lógica y directa de la falta de voluntad de romper con la política de guerra del régimen anterior.

      Personajes destacados del régimen de Milosevic han sido designados para ejercer cargos muy importantes, como por ejemplo, el Servicio de Seguridad del Estado (BIA); por este motivo no han sido todavía abiertos los archivos secretos, importantísimos para poder enfrentar el pasado criminal.   

      La política de apoyo institucional a los crímenes de guerra del gobierno continúa también, en forma de ayuda financiera muy abundante a los acusados ante el Tribunal de La Haya y a sus familiares. Todos los esfuerzos de la sociedad civil por abolir esta ley vergonzosa, han sido en vano. La remuneración de los acusados por los crímenes de guerra por parte de los nuevos hombres de negocios, ex-mafiosos de guerra, así como por parte de sus representantes políticos, se ha convertido en motivo de prestigio, credibilidad y patriotismo. Se trata de enormes cantidades de dinero equivalentes a millones de euros y todo esto ocurre en un país en el que la gran mayoría de la gente vive en la miseria.

 

·         La negación del pasado criminal por parte de las instituciones (en forma de mecanismos para rechazar la responsabilidad: relativizar, minimizar, justificar, hacer paralelismos, simetrías, etc.) se refleja en la opinión publica. “La negación de los crímenes no es un estado mental particular, no es un asunto privado de un individuo, es algo que está en los mismos cimientos ideológicos del Estado” (S. Cohen). “Lo que ahora llaman política de memoria en Serbia, no es sólo la memoria individual de algunas personas, hombres y mujeres, o de los protagonistas sociales o de la comunidad sin que se trata de un proceso social deliberadamente encauzado” (Snjezana Milivojevic).

      O sea, al igual que el régimen de Milosevic negaba literalmente el presente (‘Serbia no está en guerra’), Predrag Markovic, presidente del Parlamento serbio, explica que el Parlamento no puede aceptar la Declaración sobre Srebrenica hecha por ocho asociaciones, entre ellas Mujeres de Negro, alegando que “Srebrenica no está en el territorio de Serbia!”.

      Este cinismo político y la ceguera moral se manifiesta en la opinión pública. Los sondeos realizados durante los últimos dos años indican que el número de ciudadanos que niegan literalmente los hechos va en aumento: en 2001, los sondeos de la agencia Strategic Marketing mostraban que un 70% de los ciudadanos creía que Sarajevo había  sufrido el estado de asedio más de 1000 días; en abril de 2005, apenas un 50% de ciudadanos sabía del asedio y sólo un 16% lo consideraba como un crimen; menos de un 50% creía “lo que ha ocurrido en Srebrenica” y sólo un 37% lo consideraba un crimen, etc.

      La intolerancia hacia la sociedad civil, o sea, con las asociaciones como Mujeres de Negro, crece continuamente. “Las/os que denuncian los crímenes se han convertido en las/los principales culpables, en extremistas. Las/os que denuncian los crímenes, están siendo tratados como criminales” (Biljana Kovacevic-Vuco). Por ello el Estado no ceja en el empeño de criminalizar a Mujeres de Negro y a otras asociaciones similares, acusándoles incluso de relación con la prostitución (en particular este tipo de acusaciones están dirigidas a Mujeres de Negro) y de otros abusos y malversaciones, sometiéndolas a controles financieros frecuentes, etc.

 

·         La cooperación con el Tribunal de La Haya en forma de ‘extradición voluntaria’ de los acusados se realiza exclusivamente bajo la presión de la comunidad internacional, una vez de que las mismas autoridades hayan justificado estas extradiciones por razones pragmáticas, con el fin de obtener créditos internacionales y de ningún modo para castigar los crímenes. “Las sociedades que tienen grandes problemas con el pasado, como la nuestra, a veces acogen con alegría  la intervención de la comunidad internacional porque ello les permite meter el  pasado en un paquete y enviárselo a otros: fingen, como si no tuvieran nada que ver en ello, pero saben adonde mandar el paquete; se comportan como si pensaran: nada tenemos que ver con ello, los juicios los organizan otros, es su asunto, es su tarea y su responsabilidad” (S. Milivojevic). Así opinan los/as que ‘no se meten en política’, en tanto que la parte mayoritaria, o sea, la ‘patriota’ de la nación perciben al Tribunal de La Haya como parte de “la conspiración internacional contra el pueblo serbio”.

 

·         La proliferación de tendencias y organizaciones cleronacionalistas, clerofascistas, en particular entre la juventud. Los órganos judiciales no reaccionan, ni siquiera proceden de acuerdo con las leyes vigentes que prohíben la incitación al odio sobre la base de la pertenencia, de religión, raza o etnia. Los líderes políticos asumen posturas neutrales o benevolentes hacia los frecuentes ‘incidentes’ o agresiones físicas a todo lo diferente (en términos de religión, sexo, opción ideológica, etc.). En los últimos dos años ha aparecido un mayor número de grupos neonazis que celebran a Hitler.

      Las Mujeres de Negro son objeto continuo de agresiones de dichos grupos: una de estas agresiones tuvo lugar el pasado 10 de julio cuando Mujeres de Negro estaba llevando a cabo la manifestación, en una céntrica plaza de Belgrado, con motivo de los 10 años del genocidio de Srebrenica.

      El crecimiento del antisemitismo se puede explicar también como consecuencia de la revisión institucional de la historia: la equiparación del fascismo y el antifascismo; la anulación de la herencia antifascista en Serbia; en los manuales de historia en Serbia no se hace referencia ni al holocausto, ni al genocidio en Srebrenica. Auschwitz tampoco existió: ninguna representación de las instituciones del Estado de Serbia ha asistido a la conmemoración del 60 aniversario de la liberación de Auschwitz. Las charlas en la universidad del Estado organizadas por dichas organizaciones clerofascistas y neonazis no sólo no han sido objeto de persecución penal, sino que desde las instancias institucionales han sido justificadas como ‘expresión del pluralismo’, como ‘libertades académicas’, como ‘diferencias de opiniones’ y no como propaganda de crímenes.

 

·         La pérdida del carácter secular del Estado y la intromisión de la Iglesia ortodoxa serbia (SPC) en asuntos de Estado, en particular en el sistema educacional, repercute muy negativamente en el proceso de enfrentamiento con el pasado puesto que la SPC es uno de los generadores del odio nacionalista, uno de los pilares de la política de S. Milosevic y actualmente uno de los sostenes principales del actual gobierno en el proceso de negación del pasado criminal. Hoy en día la SPC glorifica a los acusados por el Tribunal de La Haya como patriotas y hay indicios de que algunos de ellos, reclamados por dicho Tribunal, se esconden con la ayuda de la SPC.

 

·         En Serbia no existe consenso en la sociedad civil en cuanto a la responsabilidad del régimen serbio: predomina la corriente ‘blanda’ que insiste en la responsabilidad de todos (relativización) sobre la corriente ‘dura’ que insiste primero en la culpabilidad de la parte serbia y en asumir la responsabilidad moral colectiva (‘limpiar primero su patio…’). Mujeres de Negro, como red que existe en toda Serbia, forma parte de la ‘corriente dura’, o sea, reclama primero la responsabilidad por los crímenes cometidos en nombre nuestro y después la responsabilidad por todos los crímenes. Es un principio de autonomía moral, de legitimidad moral, manifestado a través del principio ético de Mujeres de Negro: ‘No nos dejemos engañar por los nuestros, pero tampoco por otros’.

 

Mujeres de Negro: acciones contra la negación del pasado criminal

 

Durante la guerra nuestras acciones han consistido en un enfrentamiento con el presente: enfrentar “la historia”, vale decir, la política criminal del régimen serbio. Los actos para hacer frente al pasado’ han sido una tarea de construcción de memoria y una acción abierta y viva.

 

Hasta octubre de 2000 hemos sido testigas del crimen organizado por el Estado. Después de la caída del régimen de S. Milosevic y, en particular, después del asesinato del primer ministro Z. Djindjic (marzo 2003) la responsabilidad de Mujeres de Negro y de otras asociaciones que luchan contra la negación del pasado criminal, se hizo más compleja: aunque no se ha dado una ruptura con el pasado criminal, el Estado ya no es tan ‘activo’ en la represión como con el régimen de Milosevic, pero la sociedad se ha hecho más intolerante, ya que las expectativas no satisfechas por las nuevas autoridades han producido un altísimo grado de apatía, de frustración y de abstencionismo político.

 

A continuación enumeraré formas y modelos de enfrentar el pasado, así como acciones contra la negación del pasado criminal:

 

·         Acciones en la calle: protestas, performances, recogida de firmas para iniciativas legislativas, campañas contra la guerra, contra movilizaciones forzosas, iniciativas para el reconocimiento de la ley de OC, campaña contra la Ley de Ayuda a los acusados por los crímenes de guerra, etc. Es muy difícil determinar el número exacto de estas acciones (aunque Mujeres de Negro se refiere a este tipo de acciones frecuentemente en  la historia alternativa), pero en el largo periodo de catorce años supera la cifra de mil.

 

·         Demandas permanentes de la verdad sobre los crímenes y demandas de responsabilidad individual, penal, moral, política, colectiva: empezando por el apoyo a la fundación del Tribunal Internacional para la ex-Yugoslavia (en 1992 antes que el Tribunal fuera fundado en 1993), demandas de crear el tribunal internacional para los crímenes de guerra y violación de mujeres en período de guerra; promoción de iniciativas legales para instaurar como delito penal la negación del holocausto o genocidio, la última de estas iniciativas ha sido relacionada con el genocidio de Srebrenica, etc.

 

·         Visitar ‘lugares difíciles’: viajando a los llamados ‘Estados enemigos’ (Croacia, Bosnia, Kosovo) como actos de transgresión deliberada del consenso nacional, de las estrategias de homogeneización, y como política concreta de solidaridad y confianza entre mujeres y la población en general.

 

·         Visitar lugares de crímenes cometidos en nombre nuestro, tanto durante la guerra como después de ella: son actos de reconocimiento de crímenes cometidos en nombre nuestro, son actos de petición de perdón por los crímenes y el sufrimiento, son actos de compasión, de empatía, de solidaridad con las víctimas de los crímenes, son actos de respeto a la dignidad de las víctimas. Esta política, muy concreta de fomentar la confianza y la amistad se ha manifestado a través de viajes muy frecuentes a las conmemoraciones de aniversarios de los crímenes; además hemos organizado viajes a Srebrenica, lugar donde se produjo el mayor de los crímenes: el genocidio cometido en nombre de la colectividad serbia.

 

·         Recordando y manifestando eventos y fechas importantes de la historia de la resistencia no violenta de Serbia contra la guerra y la política criminal del régimen serbio, a través de iniciativas como poner nombres a calles, plazas, lugares públicos de esos eventos, o de los protagonistas de los eventos; lamentablemente no hemos tenido éxito en ello, pero no hemos desistido.

 

·         Acciones contra la fascistización cotidiana de la sociedad: en contra de la exclusión de los otros y de los diferentes, en contra de la política de identidad colectiva que se basa en el odio a los otros y a los diferentes. Este fascismo creciente es la consecuencia de la falta de voluntad para afrontar el pasado criminal.

 

·         Labor educacional: organizando seminarios, talleres, conferencias en todo el país; organizando testimonios de las víctimas de la guerra, incluyendo memorias y testimonios en la historia alternativa. La mayor parte de nuestra actividad editorial, muy amplia, está dedicada a ello.

 

Enfrentar el pasado: el enfoque feminista

 

Al inicio de 2005 hemos comenzado el proyecto educacional “Enfrentar el pasado: el enfoque feminista”, proyecto que forma parte de una  labor educativa sistemática, compuesta por gran número de actividades educativas, cuyo contenido y forma se diversifican o se enriquecen, de acuerdo con las necesidades y deseos de las mujeres que participan en estas actividades; pero también de acuerdo con el análisis de las promotoras y las coordinadoras de las actividades educativas en los nuevos problemas y desafíos.

 

Desde un comienzo, como coordinadora del proyecto, quisiera aclarar que no se trata de negar o reexaminar los actuales modelos de enfrentar el pasado, los actuales modelos de la justicia transicional, porque estos modelos, mecanismos o formas, son muy importantes para nuestro análisis y para nuestra acción. En resumen, el enfoque feminista es un acto de complementar, de enriquecer y de diversificar los actuales modelos, pero también es un intento de crear nuevas formas de enfrentar el pasado, nuevas formas de reconocer el pasado criminal y de crear nuevos modelos de justicia transicional.

 

Con esto “inventamos” el enfrentamiento feminista con el pasado. “No es algo sistemático, no cuenta con una metodología estática, se asemeja más a un patchwork (mosaico) que a un análisis causal” (Adriana Zaharijevic).

 

¿Cómo se ha desarrollado el proyecto?

Breve descripción de la evolución del proyecto, que tiene varias fases:

 

1.   Seminario (finales de marzo 2005), en Belgrado, compuesto por lecciones interactivas sobre los siguientes temas: teorías de la responsabilidad (Hannah Arendt, Karl Jaspers); sobre culpabilidad y responsabilidad (Gesine Schwan, Ralf Giordano, Nenad Dimitrijevic, etc.); teoría y praxis feminista: desde la ética del hacerse cargo hasta la ética de la responsabilidad cívica; sobre los tribunales internacionales de mujeres; sobre principios éticos de la Red Internacional de Mujeres de Negro; sobre solidaridad de mujeres contra la guerra; sobre la responsabilidad feminista-antimilitarista por la guerra. 

Sobre modelos de enfrentar el pasado, sobre los modelos de justicia transicional; sobre consecuencias de la negación del pasado criminal en el sistema jurídico, sistema de valores, futuro, etc.; sobre la relación entre el actual rechazo a enfrentar el pasado y el rechazo a la modernización en Serbia desde el siglo XIX hasta ahora; sobre los mecanismos para eludir la responsabilidad; sobre la resistencia al Tribunal de La Haya en Serbia; sobre la responsabilidad de la sociedad civil en el enfrentamiento con el pasado; sobre el enfrentamiento feminista con el pasado, etc.

 

      Esta fase se ha llevado a cabo a través de lecciones interactivas impartidas por las mujeres más eminentes de Serbia en base a dos criterios: la teoría y la praxis, el nivel académico y el práctico. Se trata de mujeres que han promovido muchísimas acciones antiguerra, mujeres que han denunciado crímenes de guerra, que han promovido iniciativas de leyes, mujeres que desde el inicio de la guerra han estado presentes en Serbia como eminentes profesionales: historiadoras, sociólogas, abogadas, filólogas, filosofas. Son mujeres que desde el inicio o han participado en la fundación de Mujeres de Negro, o nos han apoyado constantemente o han sido nuestras aliadas más leales. 

      Estas mujeres son: Dasa Duhacek, Borka Pavicevic, Biljana Kovacevic-Vuco, Natasa Kandic, Latinka Perovic, Sonja Biserko, Snjezana Milivojevic. Naturalmente, las fundadoras y activistas de Mujeres de Negro: Stasa Zajovic, Lepa Mladjenovic, la nueva generación de activistas jóvenes, que también coordinan segmentos del proyecto: Adriana Zaharijevic, Nadja Duhacek, Tijana Popivoda, Hana Copic, Tamara Belenzada, Marija Perkovic. La aportación de estas activistas y teóricas jóvenes es muy significativa en la realización de los objetivos de nuestra labor. Cabe mencionar que en esta fase han hecho una aportación muy importante cinco activistas de la Red de Mujeres de Negro de Italia que han impartido lecciones sobre la política internacional de Mujeres de Negro, etc.

 

2.   En ésta como en la primera fase han tomado parte activistas del núcleo de Mujeres de Negro de Serbia y un grupo de mujeres de Montenegro, una treintena, con el fin de capacitarlas para la posterior implementación y multiplicación de los conocimientos y habilidades adquiridos. Es decir, la segunda fase ha sido una especie de entrenamiento. En esta fase el énfasis se ha puesto en los talleres: Sobre el significado del enfrentamiento con el pasado para las mujeres; del papel de víctima a ciudadana responsable; yo y la responsabilidad; cómo satisfacer la justicia: sobre los modelos de reconocer el pasado criminal, sobre los modelos de justicia transicional; sobre la solidaridad de mujeres, etc. Esta fase también se ha incluido una serie de charlas sobre los siguientes temas: Medios de comunicación-justicia transicional; El enfoque feminista, etc.. En resumen, toda la labor es una combinación de talleres y charlas.

 

3.   Fase: realizaciones de talleres en varias regiones de Serbia; de momento hemos realizado dos ciclos de talleres/lecciones (en Serbia del Sur y Vojvodina). El próximo ciclo está previsto para finales de agosto y en él participarán activistas de toda Serbia, pero ‘privilegiando’ a las activistas de Sandzak (sudoeste de Serbia). Asistirán también activistas de Montenegro. Las experiencias de esta región se presentarán más adelante.

 

Además de lo anteriormente expuesto, hemos escrito, como parte muy útil de este proyecto educacional, la obra colectiva ‘Enfrentar el pasado desde el enfoque feminista’, publicada en abril de 2005. Tiene 230 paginas; se trata de una compilación de textos de autoras/es nacionales e internacionales sobre cuestiones relevantes del tema. Esta dividida en tres núcleos temáticos:

 

1.       De víctimas de la guerra y la violencia a actoras de la paz y la justicia internacional;

2.       Culpabilidad responsabilidad, y

3.       Sobre los modelos de enfrentar el pasado y sobre los métodos para reconocer el crimen.

 

¿Por qué insistimos en el enfoque feminista para  enfrentar el pasado?

 

·         Porque las actuales teorías sobre el tema no hacen referencia especifica al género, ni a las diferencias de género. Nos hemos encontrado con un enorme déficit de trabajos sobre el tema y hemos decidido encarar el desafío.

 

·         Crear la teoría y la praxis de enfrentar el pasado no sólo es un desafío, sino una aportación creativa a la historia patriarcal que reduce a las mujeres, en los periodos de crisis y de guerras, exclusivamente a papel de víctimas y mártires con el fin de victimizarlas aún más, someterlas e instrumentalizarlas para fines nacionalistas y militaristas (no sólo sobre la experiencia en los Balcanes).

 

·         El feminismo, como reflexión y praxis de rechazo de todo tipo de autoridades patriarcales tanto a nivel privado como público, ha jugado un papel extraordinario en los análisis de la guerra, el nacionalismo y el militarismo. Las guerras emprendidas por el régimen serbio en la ex Yugoslavia (1991-1999) han sido llevadas a cabo en nombre de toda la nación. 

      La rebelión no violenta contra los que han hecho las guerras y han cometido crímenes de guerra ‘en nuestro nombre’ es un imperativo moral de la política feminista: las feministas tienen ‘el deber’ de transgredir todas las formas del consenso nacional, sobre todo, si viven en los Estados beligerantes cuando estos Estados apoyan las guerras y las agresiones; pero también en los Estados cuando son víctimas de la agresión, por lo menos en la ex-Yugoslavia, ya que ‘el consenso nacional’ siempre conduce a la opresión de las mujeres y al control sobre ellas.

 

·         La estrategia feminista de enfrentar el pasado implica mitigar hasta hacer desaparecer el sentimiento de culpabilidad por todos los crímenes cometidos por el régimen serbio. La mayor responsabilidad, pero también la culpabilidad, el dolor y el sufrimiento en Serbia son sentimientos que experimentan las mujeres que, desde un comienzo, se han rebelado contra la guerra, las mujeres que han promovido acciones antiguerra, antinacionalistas y antimilitaristas; las mujeres que siguen siendo las más activas en la construcción de una paz justa. 

      Como feministas, conscientes de que el sentimiento de culpa es uno de los generadores del patriarcado, abiertas para admitir las contradicciones, o sea, el sentimiento de culpa porque se han hecho crímenes en nuestro nombre, deseamos enriquecer la ética feminista del cuidado, de hacerse cargo una de otra, de crear lazos de amistad... Valorar la amistad entre las mujeres es una política de paz activa.

 

·         El aporte de las mujeres a la construcción de la paz, a la reconciliación, al enfrentamiento del pasado es un tanto invisible: se reduce casi exclusivamente al cuidado maternal sobre los demás, a la culpa, a la abnegación; estas tareas son percibidas como un rol patriarcal del cuidado de los demás. Con ello, las mujeres quedan ‘ancladas’ en un marco patriarcal, en tanto que el enfoque feminista percibe a las mujeres como ciudadanas responsables.

 

·         Superar la invisibilidad y la marginalización de las mujeres en el proceso del enfrentamiento con el pasado y la construcción de la paz, no sólo es responsabilidad feminista sino que a la vez, es un acto encaminado a corregir la injusticia provocada a un gran número de mujeres que ha tomado parte en la resistencia no violenta contra la guerra, en la reconciliación y en los procesos de paz. El enfoque feminista es un acción para asumir la continuidad de la presencia de las mujeres en la resistencia contra la guerra y el patriarcado: en Serbia casi todas las iniciativas antiguerra, antinacionalistas han sido promovidas por las mujeres (no necesariamente de corte feminista) y eso si que debe ser recordado y asumido.

 

·         Enfrentar el pasado es un acto de solidaridad feminista, no sólo como la comprensión una de otra y de lo diferente, sino que necesariamente es promover y realizar acciones conjuntas no sólo contra la negación del pasado criminal sino contra todo tipo de  política de exclusión: contra el cleronacionalismo, el clerofascismo, la xenofobia y la homofobia.

 

¿Cuáles son las ‘conclusiones’ que hemos sacado hasta ahora? ¿Qué han puesto de manifiesto las experiencias del trabajo de base?

Además de las ‘pequeñas conclusiones’ mencionadas en el párrafo anterior, presentaré otras más relacionadas con algunos segmentos del trabajo de base:

 Enfrentar el pasado:¿qué significado tiene para las mujeres? O ‘Hace falta limpiar antes el propio patio…’

  • Primero debemos enfrentar la verdad, es decir, los hechos sobre los crímenes cometidos en nombre nuestro y después de ello, todos los demás crímenes; esto nos permite reforzar la autonomía moral, la integridad moral y la dignidad; después que ‘limpiemos el propio patio’, o sea, después que enfrentemos los crímenes cometidos en nombre nuestro… podemos reclamar la responsabilidad por todos los demás crímenes. 

  • Debemos entender diferentes tipos de responsabilidad y su rol en el proceso de enfrentar el pasado (responsabilidad penal individual, colectiva, moral, política, etc.). 

  • El sentido y el rol de responsabilidad está orientado a la construcción del futuro, con el fin de instaurar una paz justa, la democracia, un estado de derecho, un estado cívico. 

  • Es necesario pasar por el proceso de catarsis, es decir, la concienciación sobre el pasado, y desenmascarar los mitos, los patrones culturales y los sistemas de valores que han hecho posible la guerra. 

  •  Solidaridad significa también reconocer el sufrimiento de otras/os, antes que nada, el sufrimiento de los integrantes de otras etnias y construir la confianza con ellas/os. 

  • Todo esto hace posible el proceso de empoderamiento de las mujeres y hace posible crear la responsabilidad de mujeres por la paz. 

  

 De rol de víctimas hacia el status de ciudadana responsable o ‘ser feminista significa rechazar el rol de victima’:

·     El patriarcado siempre ha asignado a las mujeres el rol de víctima: ser víctima significa rechazar la responsabilidad por los crímenes cometidos en nuestro nombre; 

·     El patriarcado impone a las mujeres el rol de víctima porque cuanto más víctimas seamos, tanto menos seremos ciudadanas activas; 

·     Asumiendo la responsabilidad por nosotras mismas, tomando decisiones en nuestro propio nombre, nos hacemos ciudadanas responsables y activas; 

·     El nacionalismo y el militarismo enfatizan la imagen de mujer/víctima, se nutren de esa imagen, sustentan su poder en las víctimas, en su sumisión, en el control sobre ellas, impidiéndoles reconocer su propio poder, el poder de cambiarse a sí misma, de cambiar el mundo; por eso, la resistencia al patriarcado, al nacionalismo y al militarismo conduce necesariamente al proceso de eliminar las causas de guerra y a la prevención de guerra, etc.

 

El cuidado de otras/os como libre opción y no como deber o la ética feminista del cuidado:

·     Cuidado de sí misma como respeto de los propios límites y las propias necesidades, porque la negación de sí misma engendra la indignación, la rabia y el descontento;

·      Cuidado de sí misma es la transformación de la rabia y la  indignación en actos de autonomía y espacio para el compromiso publico;

·      Cuidado de otras/os, no sólo como cuidado de su familia sino de la comunidad, la humanidad. Este concepto debe estar acompañado de la noción y conciencia de que ese cuidado puede ser objeto de abusos, eso es un elemento significativo de la ética feminista del cuidado;

·     La resistencia a la explotación en forma del trabajo doméstico e invisible, no reconocido, no remunerado, que se puede manifestar en forma de boicot, huelga... es un acto legítimo del compromiso feminista/pacifista;

·     El cuidado de los demás debe ser una labor compartida por todos y no sólo asumida por las mujeres; si el cuidado sobre los demás es un poder compartido, las mujeres tienen la posibilidad de ocuparse de tareas públicas, o sea, de la prevención de la guerra y de la construcción de la paz;

·     El cuidado de los demás como poder compartido (tanto en lo privado como en lo publico) empodera a las mujeres y consolida la responsabilidad cívica.

  

La responsabilidad o “No soy responsable sólo por lo que hago yo sino también por lo que hacen en mi nombre”

·     El mayor número de participantes en estas actividades (talleres/debates) se sienten responsables por las guerras en la ex-Yugoslavia y por todo lo que ocurrió en los años noventa en la ex-Yugoslavia: tanto las que no han sido activas en la resistencia como las que lo han sido; 

·     Es obvio que existe la necesidad de establecer la diferencia entre la culpabilidad y la responsabilidad: la culpabilidad no puede ser colectiva, la responsabilidad puede ser colectiva; la culpabilidad es algo que sentimos frente a un acto concreto, en tanto que la responsabilidad es un acto que asumimos, es decir, un acto sobre el cual tenemos control, algo que elegimos;

 ·    La responsabilidad la podemos asumir por los actos de otros, otros han hecho algo en nombre nuestro: “Por casualidad soy serbia, pero ellos han cometido los crímenes en mi nombre de manera deliberada y sistemática…” 

  

La solidaridad de las mujeres, enfrentar el pasado, resistir al fascismo cotidiano 

·     Desobedecer las diferentes formas de patriarcado: guerra, nacionalismo, militarismo. El patriarcado se nutre y sustenta en la falta de solidaridad. El nacionalismo y el militarismo como exclusión de los otros y de los diferentes suprime la solidaridad como reconocimiento de los otros y los diferentes; por eso la reflexión y la praxis feministas son necesariamente antinacionalistas y antimilitaristas; 

·      Rechazar la política de identidad impuesta, en primer lugar, la identidad étnica, o la religiosa; construir identidades compuestas, pero no para esquivar la responsabilidad, ya que los crímenes de guerra han sido cometidos en nombre de toda una colectividad étnica (serbia) sino como una alternativa a las políticas dominantes; 

·     Resistencia a la fascistización de la sociedad que se manifiesta en el crecimiento de tendencias y grupos clerofascistas, neonazis y similares; 

·      Acciones conjuntas contra la negación del pasado criminal, contra toda forma de relativizar la responsabilidad por la guerra y los crímenes de guerra; 

·     Han sido identificadas nuevas formas de discriminación y de exclusión de las minorías: además de una permanente intolerancia hacia la población gitana, se percibe cada vez más, un crecimiento de la intolerancia hacia la población china que viene al país por motivos de negocios. No obstante la utilidad, porque los productos chinos son los más baratos y son más accesibles a la gente pobre, buena parte de la población considera que los chinos ‘les quitan sus puestos de trabajo’. Asimismo, a las ya conocidas formas de discriminación hacia las minorías étnicas, sexuales y otras, las participantes han añadido testimonios sobre una nueva forma de discriminación como consecuencia de la creciente clericalización de la sociedad: la intolerancia hacia las/os ateos/as. 

  

Cómo satisfacer la justicia o cómo crear nuevos modelos de la justicia transicional o “no somos culpables, pero sí que todas somos responsables…” 

·      A través de ejercicios dinámicos, debates, discusiones, la mayor parte de las participantes, optan por las sanciones penales pero principalmente por las sanciones no penales (predominantemente por la ilustración y la educación). Las participantes ponen énfasis en la responsabilidad de la sociedad civil, en el proceso de la justicia transicional, identificando claramente la responsabilidad colectiva: moral y política. Es decir, en la fabricación de la guerra y del clima que la han hecho posible, han tomado parte muchos/as, o sea, la gran mayoría de la sociedad, de modo que el desmontaje de las causas de la guerra es un proceso a largo plazo. 

      Las mujeres manifiestan un interés particular por el sistema alternativo de justicia, especialmente por los tribunales de mujeres, conscientes de que el sistema jurídico institucional no puede satisfacer los criterios mínimos de la justicia ni ofrecer respuestas a cuestiones muy complejas del pasado.  

  

Del curso actual del proyecto se puede deducir que hay entre las mujeres un interés mayor de lo esperado; existe mayor disponibilidad para encarar las cuestiones serias y cabe mencionar que el país se enfrenta a enormes dificultades con el propio pasado, pero también con el presente y con el futuro. 

  

El proyecto que representa sólo una parte de las amplias actividades que las Mujeres de Negro realizan en el plan del enfrentamiento con el pasado, continuará de acuerdo con las necesidades de las participantes, así como de acuerdo con otras demandas y otras posibilidades. 

  

BIBLIOGRAFÍA

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Kritz, Neil, ed., Transitional Justice: How Emerging Democracies Reckon with Former Regimes. 3 vols, Institute of Peace Press, Washington 1995. 

 

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Suocavanje s prosloscu o feministicki pristup, (Dealing with the past?) preparado por Adriana Zaharijevic, Stasa Zajovic y Tamara Belenzada, Women in Black, Belgrado 2005. 

  

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Wiesental S., Recht, nicht Rache, Ullstein, Frankfurt-Berlin 1988. (Traducción: Pravda ne osveta, Svjetlost, Sarajevo, 1989). 

  

*          Las referencias cuyos nombres no aparecen como autores en la lista proceden de las contribuciones recogidas en Suocavanje s prosloscu o feministicki pristup, (Dealing with the past?) preparado por Adriana Zaharijevic, Stasa Zajovic y Tamara Belenzada, Women in Black, Belgrado 2005. 

  

·          Página de Mujeres de Negro: www.womeninblack.org 

Página del Encuentro de Mujeres de Negro / Jerusalén, agosto 2005: www.womeninblack.org/jerusalem.html