Guatemala, 1 de
septiembre del 2001 (Tertulia). La Conferencia Mundial de
Naciones Unidas contra el Racismo, la Discriminación
Racial, la Xenofobia y Formas Conexas de Intolerancia fue
inaugurada ayer en Durban, Sudáfrica, por Nkosazana
Dlamini Zuma, ministra de Relaciones Exteriores de esa
república y presidenta de la Conferencia.
Al inaugurar la ceremonia, la presidenta de la
Conferencia aseguró, inspirados por los esfuerzos
colectivos de la humanidad, la esclavitud, el tráfico de
esclavos, el colonialismo y el apartheid han dejado de
existir. "Han sido derrotados", dijo,
"porque la humanidad no podía soportar la opresión
de uno contra otro, porque la humanidad se ha atrevido a
afirmar que todas las personas nacemos iguales, con
derechos y dignidad inherentes". Estas nobles
palabras, agregó, son una luz que guía y ofrecen
esperanza a toda la humanidad.
"Representando a las mujeres africanas, conozco el
dolor de la esclavitud, colonialismo cuyo legado me mira
a los ojos cada día", dijo."Mi continente
lleva las cicatrices de los conflictos, de la pobreza
extrema, el racismo, la marginación, la exclusión
social, el subdesarrollo, las inequidades económicas, la
humillación y la falta de dignidad; todo ello tiene sus
raíces en las prácticas de estos abominables
sistemas".
Al afirmar el papel que es región ha jugado en la larga
lucha contra el racismo, la presidente recordó que
"fue en esta provincia que Mahatma Ghandi lanzó su
lucha de resistencia no violenta y luego inspiró la
lucha por la libertad en India y en el mundo".
Sudáfrica, dijo, tiene una larga historia de resistencia
simbolizada por el otorgamiento del Premio Nobel de la
Paz al jefe Albert Lutuli, quien pertenece a esta región
y fue el primer líder africano en recibir dicho
galardón.
Sin embargo, "pese al triunfo contra el racismo,
todos los países del mundo continúan luchando contra
las formas contemporáneas de éste", dijo la
ministra. "Espero que al final de esta Conferencia
habremos aprendido de la comunidad internacional y
compartido con ella las formas y los medios para manejar
el racismo".
"Nuestra Conferencia debe emitir una clara llamada
al resto del mundo para acabar con las maldades del
racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la
intolerancia", dijo. "Concomitantemente, con
esta llamada, debemos lanzar un Programa de Acción
sostenible, capaz de ser implementado por cada país a
cada nivel".
Tras reconocer el trabajo que se ha realizado hasta la
fecha, Nkosazana Dlamini Zuma agradeció a todos los
Estados Miembros por sus contribuciones en sus
respectivas regiones, seguidas por las intensas reuniones
preparatorias realizadas en Ginebra. Reconoció que ese
proceso a veces parecía lúgubre y desalentador,
"pero perseveramos y registramos avances
sustanciales". Se debe construir sobre ello,
agregó, "conscientes de la sensibilidad y el dolor
involucrados en la confrontación de estos asuntos.
Espero que juntos responderemos al desafío que se nos
presenta. Debemos tener éxito, no podemos permitirnos
algo menos que el éxito. Al final de este siglo, debemos
ver hacia esta Conferencia como el inicio de una ofensiva
contra el racismo".
Recordó que la Cumbre de la Juventud y el Foro de
Organizaciones No Gubernamentales también han discutido
estos asuntos y "han desafiado a la Conferencia a
legarles un mundo no racial, no sexista, tolerante,
pacífico. No podemos atrevernos a fallarles. Esto será
un adecuado tributo a todas aquellas personas que durante
generaciones han sacrificado sus vidas en el combate
contra el racismo".
Al aceptar "con humildad" la tarea que le fue
asignada como presidenta de la Conferencia, Nkosazana
Dlamini Zuma reconoció que su éxito depende de la
cooperación de todas las personas asistentes, "a
través de nuestra perseverancia y cooperación en el
espíritu de la hermandad y la sororidad".
Antes de cerrar la ceremonia inaugural, la presidenta
citó a Nelson Mandela, "el ícono de nuestra
lucha", en su libro «El largo camino hacia la
libertad», en el cual hizo este "comentario
seminal": "Me he tomado un momento aquí para
descansar, para robar una mirada a los gloriosos parajes
que me rodean, para mirar atrás en la distancia que he
recorrido. Pero puedo descansar sólo por un momento,
porque la libertad conlleva responsabilidades y no me
atrevo a detenerme pues mi largo camino aún no ha
terminado".
"Es mi ferviente esperanza", concluyó la
presidenta, "de que al final de esta Conferencia
podamos mirar atrás hacia el camino recorrido hasta
ahora y pasar a darle una concreta expresión al Programa
de Acción y a la Declaración que adoptemos por
consenso".
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