RADIO INTERNACIONAL FEMINISTA-FIRE

Noviembre  2008

DECLARACIÓN POLITÍCA DEL I FESTIVAL REGIONAL POR LA MEMORIA
"MUJERES Y GUERRA"

AUDIOS Y TEXTOS

Declaración
Declaración

Nosotras mujeres mames, chuj, awacatekas, q´anjob´ales, quiches, kaqchikeles, q´eqchi’es, popti’es, mestizas y extranjeras, hombres y jóvenes, estamos reunidas en el primer Festival regional “Mujeres y guerra” en la ciudad de Huehuetenango, para hacer memoria y romper el silencio en torno a los crímenes sexuales cometidos en contra de las mujeres durante la guerra. En el marco de la conmemoración del día internacional de la no violencia en contra de la mujer, y de la campaña internacional de los 16 días para la eliminación de la misma manifestamos:


Durante el conflicto armado la violación sexual fue utilizada como una estrategia de guerra, dentro del marco de la política contrainsurgente implementada por los sucesivos gobiernos militares de Guatemala con el apoyo de la inteligencia estadounidense.

Se utilizó la violencia sexual  para humillar, destruir la dignidad de las mujeres, y masacrar masivamente a mujeres mayas. 

Se constituyó en un arma para destruir a las familias, las comunidades y  los pueblos, a través de los cuerpos de las mujeres.  La violencia sexual durante la guerra fue feminicidio y genocidio. 


Romper el silencio es el primer paso para dar a conocer lo que nos pasó a las mujeres y un medio para superar el miedo y la vergüenza. Es una manera de abrir caminos para la denuncia.  Es reconocernos como sobrevivientes y humanas, a la vez que un acto para la transformación de nuestra realidad como sujetas de cambio.  


Romper el silencio es sacar la culpa impuesta sobre nuestras vidas, cuerpos y conciencias. Entendemos que la violación sexual fue una violación a todos nuestros derechos como humanas. Fue un crimen de lesa humanidad dirigido a atentar contra nuestras dignidades y vidas.   


La violación sexual a mujeres durante la guerra, no fue algo nuevo. Es una práctica social común producto de las relaciones de poder ejercidas por los hombres sobre el cuerpo de las mujeres. Además ha sido una política de colonización a lo largo de la historia de Guatemala, y  se ha mantenido hasta nuestros días.


El silencio fomenta la impunidad, y la impunidad permite la perpetuación de los crímenes sexuales contra las mujeres.

La situación actual de las mujeres en Guatemala hoy lo evidencia: todos los días las noticias nos dan cuenta de cómo las mujeres siguen siendo torturadas sexualmente, y asesinadas.

Estamos frente a un nuevo feminicidio en una sociedad postconflicto. Es fundamental romper el silencio para transformar las condiciones sociales que actualmente permiten que la violación sexual se siga dando bajo la impunidad y la indiferencia de todos. Es imprescindible  para que estos crímenes no se sigan repitiendo ni para nuestras hijas, ni para nuestras nietas.


En el marco de este primer festival, las mujeres que sufrimos violación sexual nos encontramos, compartimos nuestras experiencias de vida, y sentimos que nuestra dignificación pasa porque nuestra voz e historia sean escuchadas, reconocidas y respetadas, por que haya un lugar social para poder hablar y denunciar lo que nos pasó, para ser y vivir, sin ser señaladas, ni estigmatizadas

La dignificación es la posibilidad de levantarnos, salir a la calle, ser vistas como personas, y sentirnos orgullosas de lo que somos. 


Nuestra dignificación pasa por reconocernos y ser reconocidas como sobrevivientes de crímenes sexuales, que hemos podido seguir viviendo por las fuerzas que hemos desarrollado, y como luchadoras que hemos abierto caminos para transformar nuestras vidas, y las de otras mujeres.


Dignificación implica un reconocimiento público por parte de nuestras familias, comunidades y autoridades del Estado del daño cometido contra nosotras. La dignificación pasa por castigar  a los responsables de estos crímenes sexuales.
La dignificación pasa por la justicia, por crear condiciones para vivir en reciprocidad, tener espacios de sanación, e integración de nuestras energías y ser. 


Desde nuestra visión del mundo, como mujeres mayas, la dignificación tiene muchos sentidos: para las q´eqchi´es significa “tres veces valor”: valor como niñas, valor como adultas y como ancianas; para las q´anjob´ales, signica ser valoradas por todos; para las mam: fuerza, valor y equilibrio; para las awakatecas, valor y recompensa.  Para todas, significa recuperar nuestro valor como mujeres y humanas, el respeto y recuperar todo lo perdido por la guerra. 

Condiciones para la no repetición


Romper el silencio y una vida digna para las mujeres implica que la violación sexual nunca más vuelva a ocurrir, en el aquí, el ahora y en la vida futura.  Para nosotras, mujeres vivas, diversas, y sujetas políticas manifestamos que las condiciones para la no repetición  requiere:

  1. Deconstruir los símbolos, significados y valores que han convertido al cuerpo de las mujeres en objetos violables y accesibles para  los hombres.
  2. Transformar las relaciones desiguales entre hombres y mujeres, entre los pueblos y razas haciendo  consciencia de procesos de cambio para las actuales y futuras generaciones.
  3. Transformar el sistema educativo desde un nuevo paradigma no patriarcal, no sexista ni racista.   Es  prioritario que desde el sistema educativo se recupere la memoria histórica, y fomente el conocimiento objetivo de la opresión de las mujeres y  las causas reales de la violación sexual durante la guerra y garantizando que las mujeres resignifiquemos  nuestras vidas y  nuestras historias
  4. Requerimos de esfuerzos y compromisos nacionales e internacionales, sociales comunitarios y de los pueblos. Por ello instamos a que las organizaciones sociales, las instituciones públicas y la cooperación internacional aborden esta problemática y se impliquen en el proceso de reparación integral, acompañando a las mujeres tomando en cuenta sus vivencias, sentimientos, y necesidades propias.
  5. El estado tiene la obligación de resarcir el daño de manera integral, diseñando políticas publicas de largo plazo con el objetivo: de reconocer públicamente el daño hecho a las mujeres como un crimen de Estado, dignificar a las sobrevivientes y garantizar que no se repita. Esta garantía de no repetición pasa por la justicia.
  6. Transformar el orden simbólico patriarcal, racista y el sistema político  en el que vivimos  con una visión a largo plazo que establezca  metas  para garantizar una vida de bienestar para las mujeres y pueblos.  Transformar este orden simbólico también significa  tener condiciones que garanticen nuestro  bienestar y por lo tanto que posibilite  el pleno acceso a una educación gratuita en todos los  niveles de formación y cerca de las comunidades, tener salud, vivienda, títulos de propiedad sobre nuestra tierra, trabajo, justicia, comida, ingresos económicos suficientes para cubrir nuestras necesidades.
  7. Que los hombres perpetradores de las violaciones sexuales durante la guerra  asuman su responsabilidad y sean enjuiciados. Asumir su responsabilidad implica que  los hombres y las comunidades Identifiquen y  deconstruyan  los mecanismos que el sistema patriarcal impone y  ejerce a través de ellos para perpetuar la dominación, el poder y control sobre las mujeres en todos los espacios de la vida.  Y que encuentren mecanismos para discutir y reflexionar de como ellos han sido formados y de cómo pueden transformar este sistema.
  8. Crear un nuevo pacto social  no basado en el orden patriarcal y en la expropiación del cuerpo de las mujeres.  Este nuevo pacto social debe garantizar la vida, la dignidad, la libertad, la autonomía para el bien vivir de todas. 
  9. Denunciamos que  las autoridades públicas no se hicieron presentes en este Festival, lo que evidencia una vez más,  el poco interés del estado y la irrsesponsabilidad de no asumir su deber como garante de justicia para las mujeres y de la violación sexual como crimen de guerra.  Nosotras declaramos: que seguimos construyendo nuestro presente  contribuyendo a construir otro futuro para nosotras y nuestras hijas.  Estamos conscientes y contentas que lo que hoy hacemos es nuestra contribución para el cambio. Y gritamos:

Sobrevivimos, Estamos aquí, Estamos vivas

Huehuetenango, 27 de noviembre 2008

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