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Noviembre 2006 |
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Elecciones en Nicaragua
Ana María Cofiño, La Cuerda Con un canto de esperanza en la potente voz de Carlos Mejía Godoy terminó la misa campesina en honor a Herty Lewites, candidato del Movimiento de Renovación Sandinista –MRS- quien murió hace cuatro meses. El cementerio del pueblo de Jinotepe estaba lleno de gente, flores, música. Mujeres y hombres comprometidos en una misma lucha se reunieron para rendirle homenaje a uno de los suyos, quien encarnó los ideales revolucionarios. Cientos de observadores internacionales están llegando a Managua para ser testigos de unas elecciones que interesan a toda la región, no sólo por lo que pueda pasar gane quien gane, sino por el complejo proceso que se ha venido gestando. Por primera vez en muchos años participan cuatro partidos políticos, con lo cual el macabro pacto entre los grandes titanes liberal-orteguistas puede resquebrajarse. Un hecho insólito que marca este evento es la participación de las feministas: varias candidatas a diputadas, impulsadas por el Movimiento Autónomo de Mujeres –MAM- en alianza con el MRS, están compitiendo por hacerse con el poder político largamente vedado para las mujeres. Violeta Delgado, Reina Rodríguez, Azahalea Solís, Vida Luz Meneses son feministas que se han comprometido por hacer cumplir cinco puntos que, como ellas mismas dicen, son una agenda para el país. Primero es luchar por una reforma profunda del Estado que establezca las bases de una institucionalidad verdaderamente democrática que garantice la participación ciudadana. Otro principio irrenunciable es el establecimiento de un Estado laico que defienda la libertad de pensamiento, la práctica de una educación promotora del conocimiento científico y una cultura cívica de tolerancia y respeto. El tercero es la efectiva implementación de una Democracia Genérica. Las feministas exigen que el Estado asuma políticas públicas de equidad de género que permitan el acceso de las mujeres al desarrollo y les garantice la plena vigencia de sus derechos ciudadanos. El cuarto es el de Justicia Social, donde se demanda que las políticas económicas estén orientadas a solucionar los problemas de la población más necesitada, desde una perspectiva nacional que respete y preserve los recursos naturales. El quinto es una Política de Población en concordancia con políticas de desarrollo y salud que respondan a las necesidades de salud sexual y reproductiva de la población. Esta mañana murió una mujer que no fue atendida en un centro de salud al que acudió con complicaciones en su embarazo. La reciente injerencia de la iglesia en asuntos de Estado, al impulsar la derogatoria de un artículo que garantizaba el derecho al aborto terapéutico, viene a confirmar la urgencia de implementar la plena vigencia de los derechos humanos de las mujeres. Las feministas nicaragüenses están ensayando en la práctica lo que por largo tiempo han venido reflexionando. Ya dieron un paso adelante, y nada las va a detener.  |
