2003:
Año Internacional del Agua Dulce
Fotos
cortesía UNESCO
Según datos ONU,
sobre recursos hídricos:
-
La
inercia política exacerba la crisis del agua, según primera
evaluación mundial sobre recursos hídricos, ONU,
-
La
crisis mundial del agua cobrará en los próximos años
proporciones sin precedentes y aumentará la “creciente
penuria de agua por habitante en muchos países en
desarrollo”.
-
Los
recursos hídricos disminuirán continuamente a causa del
crecimiento de la población, de la contaminación y del
previsible cambio climático
|
El
Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos
(WWDR) da una visión exhaustiva del estado del agua hoy.
Las organizaciones y comisiones de las Naciones Unidas dedicadas a tratar
la cuestión del agua han trabajado por primera vez conjuntamente en la
compilación de este informe, para examinar los progresos realizados en la
persecución de objetivos relacionados con el agua en la salud,
alimentación, ecosistemas, ciudades, industria, energía y gestión de
riesgos. También en la evaluación económica, aprovechamiento
compartido y adecuada administración de los recursos hídricos.
Un
total de 23 interlocutores del sistema de las Naciones Unidas han
participado en la creación del Programa
Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP).
Con respecto al problema del agua, el Director General de la UNESCO,
Koichiro Matsuura, expresó: “De todas las crisis sociales y naturales
que debemos afrontar los seres humanos, la de los recursos hídricos es la
que más afecta a nuestra propia supervivencia y a la del planeta”.
“Ninguna región del mundo podrá evitar las repercusiones de esta
crisis que afecta a todos los aspectos de vida, desde la salud de los niños
hasta la capacidad de las naciones para alimentar a sus ciudadanos”, ha
subrayado el Sr. Matsuura. “Los abastecimientos de agua disminuyen,
mientras que la demanda crece a un ritmo pasmoso e insostenible. Se prevé
que en los próximos veinte años, el promedio mundial de abastecimiento
de agua por habitante disminuirá en un tercio”.
A pesar de las abundantes pruebas que se poseen de la existencia de esta
crisis, ha faltado el compromiso político necesario para invertir las
tendencias. Una serie de conferencias internacionales celebradas en los 25
últimos años se centraron en una gran variedad de cuestiones
relacionadas con el agua, comprendida la de suministrar los servicios básicos
de abastecimiento y saneamiento necesarios en los años venideros. Según
el informe, “no se ha alcanzado prácticamente ninguno” de los
objetivos establecidos para mejorar la gestión de los recursos hídricos”.
El informe señala también que “los problemas de actitudes y conductas
son un componente esencial de la crisis, y la inercia de los dirigentes,
así como la falta de plena conciencia sobre la magnitud del problema por
parte de la población mundial, explican que no se hayan adoptado a tiempo
las oportunas medidas correctivas que se necesitan…”
Muchos países y territorios se encuentran ya en una situación crítica.
En el informe se clasifican más de 180 países y territorios, en función
de la cantidad de recursos renovables de agua disponibles por habitante,
es decir toda el agua superficial, así como la que se halla en el suelo y
en capas subterráneas profundas.
Los países y territorios del mundo más pobres
en agua son: Kuwait (10 m³ anuales por habitante), la faja de Gaza (52 m³),
los Emiratos Árabes Unidos (58 m³), las islas Bahamas (66 m³), Qatar
(94 m³), las islas Maldivas (103 m³), la Jamahiriya Árabe Libia (113 m³),
Arabia Saudita (118 m³), Malta (129 m3), y Singapur (149 m3).
Se exceptúan Groenlandia y Alaska, los 10 territorios y países que más
agua poseen son: la Guyana francesa (812.121 m³ anuales por habitante),
Islandia (609.319 m³), Guyana (316.689 m³), Suriname (292.566 m³),
Congo (275.679 m³), Papua Nueva Guinea (166.563 m³), Gabón (133.333 m³),
las Islas Salomón (100.000 m³), Canadá (94.353 m³) y Nueva Zelandia
(86.554 m³).
En la peor de las hipótesis, a mediados del presente siglo 7.000 millones
de personas sufrirán de escasez de agua en 60 países, y en el mejor de
los casos serán 2.000 millones en 48 países. Esto dependerá de factores
como el crecimiento de la población y la elaboración de políticas
adecuadas. Según el informe, se calcula que un 20% del incremento de la
escasez mundial de agua obedecerá al cambio climático. En las zonas húmedas
es probable que las precipitaciones lluviosas aumenten, mientras que en
muchas zonas propensas a la sequía, e incluso en algunas regiones
tropicales y subtropicales, disminuirán y serán más irregulares. La
calidad del agua empeorará con la elevación de su temperatura y el
aumento de los índices de contaminación.
En el informe se dice que “los más afectados siguen siendo los pobres,
ya que el 50% de la población de los países en desarrollo está expuesta
al peligro que representan las fuentes de agua contaminadas”. La
contaminación de los ríos de Asia es la mayor del mundo: en sus aguas,
la cantidad de bacterias procedentes de desechos producidos por el hombre
es tres veces mayor que el promedio mundial. Además, su contenido en
plomo es 20 veinte veces superior al de los ríos de los países
industrializados
EXTRACTOS
DESTACADOS DEL INFORME
Salud y
economía
“Los problemas más importantes que se plantearán en el siglo XXI
serán los de la calidad y buena administración del agua”, según el
informe. En el mundo hay más de 2,2 millones de personas que mueren cada
año debido a enfermedades causadas por el agua potable contaminada y el
saneamiento deficiente. Una gran proporción de esas muertes se deben a
las enfermedades ocasionadas por el agua: casi un millón de personas
muere de malaria cada año y más de 200 millones se ven aquejadas de
esquistosomiasis, una dolencia conocida también con el nombre de
bilharziosis. “No obstante – agrega el informe – se pueden evitar
todas estas terribles desgracias, así como los sufrimientos y pérdidas
que entrañan.”
En los Objetivos de Desarrollo para el Milenio de las Naciones Unidas
(2000) y en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible
(Johannesburgo, 2002), la comunidad internacional se ha comprometido a
que, de aquí al año 2015, se reduzca a la mitad el número de personas
que carecen de agua potable sana e instalaciones sanitarias básicas.
Lograr estos objetivo supone que, a más tardar en 2015, se hayan mejorado
los abastecimientos de agua para 1.500 millones de personas más. Esto
significa que, entre 2000 y 2015 habrá que suministrar esos servicios a
100 millones de personas más cada año, o sea 274.000 por día.
En el informe se dice que “el saneamiento plantea un desafío de
proporciones aún mayores”. Entre 2000 y 2015, habrá que facilitar el
acceso a servicios higiénicos a 1.900 millones de personas más, o sea
125 millones cada año y 342.000 por día. El informe agrega que los
factores culturales pueden complicar aún más las dificultades de tipo
logístico y financiero para suministrar un saneamiento adecuado.
Según el informe, si se mantiene el nivel de inversiones actual, todas
las regiones del mundo deberían alcanzar este doble objetivo, a
excepción del África Subsahariana. No obstante, el informe agrega que
“en cifras absolutas, las necesidades de inversión en Asia superan a
las de África y América Latina y el Caribe, juntas.” Se estima que las
primeras intervenciones costarán unos 12.600 millones de dólares a nivel
mundial.
Por lo que respecta a las fuentes de financiación de esas inversiones, no
se han despejado los interrogantes planteados. En el informe se dice que
“la financiación de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio
representará probablemente uno de los mayores desafíos que deberá
afrontar la comunidad internacional en los próximos quince años”.
El informe señala también las controversias existentes sobre el precio y
la privatización del agua. En la síntesis del documento se dice lo
siguiente: “Si bien se considera esencial que el sector privado
participe en la gestión de los recursos hídricos, esto no se debe
considerar una condición indispensable, sino más bien un catalizador
financiero para la elaboración de proyectos [...] El control de los
activos y de los recursos debe permanecer en manos de los gobiernos y los
usuarios”.
El informe recalca que toda privatización o sistema de fijación del
precio del agua debe comprender dispositivos para proteger a los pobres, y
añade que “es preocupante que los personas pobres que tienen menos
acceso al abastecimiento de agua tengan que pagar proporcionalmente más
por él”. Según un estudio publicado en el informe, en Nueva Delhi
(India), por ejemplo, el agua se vende a los pobres a razón de 4,89
dólares por metro cúbico, mientras que las familias que poseen agua
corriente a domicilio pagan solamente 0,01 dólares por la misma cantidad.
En Vientiane (República Democrática Popular Lao), los vendedores cobran
14,68 dólares por metro cúbico, mientras que la tarifa municipal es de
0,11 dólares solamente.
Agricultura
Según el informe, cada día mueren de hambre en el mundo unas 25.000
personas. Se calcula que 815 millones de habitantes del planeta padecen de
desnutrición: 777 millones en los países en desarrollo, 27 millones en
los países en transición y 11 millones en los países industrializados.
En el informe se destaca que “la cifra total de personas subalimentadas
está disminuyendo a un ritmo muy lento”, pese a que la “producción
de alimentos está satisfaciendo la demanda del mercado a precios más
bajos que nunca”.
Cuando adoptó los Objetivos de Desarrollo para el Milenio en el año
2000, la comunidad internacional se comprometió a reducir a la mitad de
aquí a 2015 el número de personas que padecen hambre. No obstante,
según las últimas conclusiones presentadas en el informe, es posible que
este objetivo no se pueda alcanzar antes del año 2030. En las
estimaciones anteriores no se hacía una distinción entre los cultivos
irrigados naturalmente por las precipitaciones lluviosas y los que son
objeto de regadío artificial. Al tener en cuenta esta distinción, el
informe presenta previsiones más precisas sobre el agua que se necesita
para alimentar a la humanidad hoy en día y en el futuro.
En función de estos nuevos cálculos, se estima que para 2030 habrá 45
millones de hectáreas regadas suplementarias en los 93 países en
desarrollo, donde se va a producir la mayor parte del crecimiento de la
población mundial. Un 60% de todas las tierras susceptibles de ser
regadas estarán en explotación para ese entonces. Según el informe,
esto exigirá un 14% más de agua para el regadío.
De los 170 países y territorios estudiados, hay 20 que ya están
utilizando más del 40% de sus recursos renovables de agua para el
regadío (1). Según el informe, esto quiere decir que esos países “han
alcanzado la proporción que se considera el umbral crítico a partir del
cual se ven obligados a efectuar opciones difíciles entre el sector
agrario y el urbano”. Otros 16 países (2) están utilizando más del
20% de sus recursos para el regadío, “lo cual puede anunciar una
escasez de agua inminente”. A este respecto, el informe señala que
“en 2030 Asia Meridional habrá alcanzado un promedio del 40% y el
Oriente Medio y África del Norte no menos del 58%”.
En cambio, es posible que el África Subsahariana, América Latina y Asia
Oriental se sitúen por debajo de ese umbral crítico. En los próximos 30
años, se producirá en estas regiones un gran desarrollo de la
agricultura.
El problema estriba en lograr que las tierras y el agua se utilicen con
más eficacia, ya que se desperdicia casi el 60% del agua utilizada en el
regadío. Se calcula que el aprovechamiento del agua de regadío sólo se
podrá mejorar en un 4%. En este ámbito, es muy necesario incrementar la
financiación de mejores tecnologías y métodos de gestión.
De forma más positiva, el informe señala que entre 1962 y 1996, el
promedio de rendimiento de los cultivos de cereales se multiplicó por
dos, pasando de 1,4 a 2,8 toneladas por hectárea y cosecha. Esto
significa que se necesita menos de la mitad de tierra arable para producir
la misma cantidad de cereales que antes. En el informe se dice que “para
el año 2030 se prevé que el 80% del aumento de la producción agraria
será el resultado de la obtención de rendimientos más altos, del
aumento de la cantidad de cosechas y del acortamiento de la duración de
los barbechos”.
El informe dice también lo siguiente: “Hacia el año 2050, el acceso de
la población mundial a los alimentos será universal. El hecho de que
haya actualmente 815 millones de seres humanos que son víctimas de los
estragos de la subalimentación crónica no se debe a una incapacidad para
producir los alimentos necesarios, sino al hecho de que, tanto a nivel
mundial como nacional, se dan situaciones sociales, económicas y
políticas que hacen perdurar niveles de pobreza inadmisibles”
Según el Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos
(WWDR):
El tratamiento de las aguas residuales puede atenuar la crisis del agua.
Los campesinos ya recurren a este procedimiento en el 10% de las tierras
de regadío de los países en desarrollo. Un tratamiento más adecuado de
esas aguas puede mejorar la fertilidad de los suelos.
La seguridad alimentaria mejora a nivel mundial. El consumo alimentario
por habitante en los países en desarrollo, que era de 2.054 kilocalorías
en 1965 llegó a ser de 2.681 en 1998.
Los pastos y los cultivos ocupan el 37% de la superficie terrestre del
planeta.
La salinización y el encharcamiento provocados por drenajes y sistemas de
riego deficientes han deteriorado el 10% de las tierras de regadío del
planeta.
Ecología
El informe dice que “se prevé que en 2025 las extracciones de agua
habrán aumentado en un 50% y un 18% en los países en desarrollo y en los
desarrollados, respectivamente” y agrega que “las consecuencias de
esto en los ecosistemas del planeta pueden empeorar considerablemente la
situación actual …”
En el informe se describe también el círculo vicioso provocado por la
creciente demanda de agua. Al disminuir y contaminar los caudales de
ríos, lagos y humedales, estamos destruyendo ecosistemas que desempeñan
un papel esencial en el filtrado y suministro de los recursos de agua
dulce.
En los Estados Unidos, el 40% de los espacios con agua evaluados en 1998
no se estimaron aptos para usos recreativos por estar contaminados con
residuos alimentarios, metales, abonos y plaguicidas. Además, según el
informe, se estima que solamente 5 de los 55 ríos de Europa están
exentos de contaminación, mientras que en Asia la totalidad de los ríos
que atraviesan ciudades están muy contaminados. Por otra parte, se ha
fragmentado considerablemente los cursos del 60% de los 227 ríos más
grandes del mundo con represas, desviaciones y canales que están
deteriorando los ecosistemas.
Al abordar la cuestión de las especies animales de las aguas de tierras
adentro, el informe dice que el 24% de los mamíferos y el 12% de los
pájaros corren el riesgo de desaparecer. Desde finales del siglo XIX se
han extinguido entre 34 y 80 especies de peces y desde 1970 han
desaparecido 6 más. Sólo se ha estudiado a fondo un 10% aproximadamente
de las especies de peces existentes en el mundo – la mayoría de ellas
en aguas de tierras adentro – y, sin embargo, un tercio de las
estudiadas se hallan en peligro.
Conflictos y cooperación en el plano internacional
A medida que la demanda de agua aumenta, proliferan los rumores sobre las
guerras que pueden avecinarse a causa de los recursos hídricos. En el
informe se presentan datos empíricos que indican lo contrario. Aunque la
escasez de agua agudice las tensiones entre los Estados, hay pocos
indicios de que lleguen a estallar y se conviertan en auténticas guerras
del agua.
En el informe se destacan las conclusiones de un estudio de todas las
interacciones que se dieron entre dos o más países a causa del agua en
los últimos cincuenta años. La aplastante mayoría (1.228) de las 1.831
interacciones estudiadas fueron de índole cooperativa y desembocaron en
la firma de unos 200 tratados sobre repartos de aguas o construcciones de
nuevas represas.
Los acontecimientos de tipo conflictivo sumaron un total de 507, pero
solamente 37 revistieron un carácter violento, y de éstos tan sólo 21
se tradujeron en operaciones militares (18 entre Israel y sus vecinos).
El informe agrega lo siguiente: “En todo el mundo, algunos de los
países que se proclaman enemigos con más vehemencia negociaron en el
pasado o están negociando actualmente acuerdos sobre los cursos fluviales
internacionales. Por ejemplo, el Comité del Mekong mantuvo los
intercambios de información a lo largo de toda la guerra del Viet Nam, la
Comisión del Río Indo ha sobrevivido a dos guerras entre el Pakistán y
la India, y los 10 países ribereños del Nilo han entablado negociaciones
relativas para desarrollar su cuenca”.
Hay 261 cuencas fluviales internacionales compartidas por 145 naciones. Un
tercio de ellas pertenecen a más de dos países y diecinueve a cinco o
más Estados. Según el informe, más de la mitad de los abastecimientos
de agua de una buena parte de África y del Oriente Medio, así como del
cono sur de América Latina, dependen de estos recursos hídricos
compartidos.***
Siempre se ha prestado mucha atención a los cursos fluviales
internacionales y en cambio se han ignorado considerablemente los recursos
hídricos subterráneos (acuíferos), pese a que encierran cantidades
gigantescas de agua, por regla general de excelente calidad. Se estima que
su volumen asciende a unos 23.400.000 km³, mientras que el de los ríos
es de 42.800 km³. Muchos dirigentes no saben ni siquiera que sus países
comparten acuíferos con otros Estados. En el informe, se presentan las
conclusiones preliminares de una iniciativa de las Naciones Unidas
encaminada a elaborar el primer mapa y el primer inventario mundiales de
estos recursos.
En el informe también se presenta el primer mapa de los recursos
mundiales de aguas subterráneas. Los acuíferos encierran hasta el 98% de
los abastecimientos de agua accesibles. Según el informe, cada año se
extraen de ellos entre 600 y 700 km³ de agua, que cubren el 50% del
consumo de agua potable aproximadamente, el 40% de la demanda industrial y
el 20% de las necesidades de la agricultura de regadío. Estos
porcentajes, que varían considerablemente de un país a otro, se
presentan en un cuadro detallado.
Ciudades
En el informe se dice que “cuando faltan las infraestructuras y los
servicios, las áreas urbanas carentes de instalaciones para la aducción
y el saneamiento de aguas constituyen uno de los entornos más peligrosos
del mundo para la vida humana”. Según un estudio de 116 ciudades del
planeta, las áreas urbanas de África son las que cuentan con peor
equipamiento: sólo un 18% de las viviendas poseen desagües que van a
parar al alcantarillado. En Asia, la proporción es levemente superior al
40%.
El informe agrega que “la población pobre de esas ciudades es la
primera víctima de las afecciones causadas por la falta de saneamientos y
las inundaciones, e incluso por el incremento de la tasa de incidencia de
las dolencias ocasionadas por el agua como la malaria, que se ha
convertido actualmente en una de las principales causas de enfermedad y
muerte en muchas áreas urbanas”. En Asia Meridional, por ejemplo, el
mosquito anopheles stephensi ha llegado incluso a adaptar sus hábitos al
medio urbano y se reproduce en torno a los depósitos de agua instalados
por doquier en los tejados de las viviendas.
El informe señala también que “desde el punto de vista de la salud
pública, abastecer de agua al conjunto de la población de una ciudad con
fuentes situadas a un máximo de 50 metros de distancia de cada vivienda
es mucho mejor que instalar sólo agua corriente en el 20% de los hogares
con ingresos más elevados”.
En el informe también se exponen las distintas razones por las que se
debe dar prioridad a las ciudades grandes y pequeñas con respecto a las
zonas rurales. En primer lugar, el costo unitario de las infraestructuras
necesarias es más bajo porque en las áreas urbanas se pueden realizar
economías considerables de escala y proximidad. En segundo lugar, muchas
ciudades poseen una base económica más próspera que las áreas rurales
y ofrecen más posibilidades de recaudar fondos para financiar el
abastecimiento de agua. En tercer lugar, hay que tener en cuenta que
“las zonas urbanas no son solamente lugares de concentración de
personas y empresas, sino también de los desechos que producen.”
Usos
industriales
Actualmente la industria utiliza el 22% del agua consumida en el mundo. En
los países ricos ese porcentaje asciende a un 59%, mientras que en los
países pobres sólo llega a un 8%. En el informe se pronostica que en
2025 esa proporción alcanzará un 24%. Se calcula que para ese entonces
se gastarán 1.170 km³ de agua anuales para usos industriales.
Cada año se vierten en el agua entre 300 y 500 millones de toneladas de
desechos industriales: metales pesados, solventes, sedimentos tóxicos y
otro tipo de residuos. Los Estados Unidos y algunos países
industrializados más producen el 80% de los desechos peligrosos.
Riesgos
de catástrofes naturales
En el informe se destaca la necesidad de que la atenuación de riesgos
forme parte integrante de la gestión de los recursos hídricos. Aunque el
número de calamidades geofísicas como terremotos y desprendimientos de
tierras ha permanecido bastante estable, la cantidad y las proporciones de
los desastres relacionados con el agua (sequías e inundaciones) se han
multiplicado por dos desde 1996. En el pasado decenio murieron 665.000
personas en catástrofes naturales. Más del 90% perdieron la vida a causa
de sequías e inundaciones. El 35% de esos desastres se produjeron en
Asia, el 29% en África, el 20% en América, el 13% en Europa y el resto
en Oceanía.
Energía
La energía hidráulica, que es la fuente energética renovable más
importante y de uso más ampliamente extendido, suministró en 2001 el 19%
del total de la producción de electricidad. Según el informe, los
países industrializados explotan aproximadamente el 70% de su potencial
de energía eléctrica, mientras que los países en desarrollo sólo
aprovechan el 15%. Canadá es el mayor productor de este tipo de energía,
seguido por los Estados Unidos y Brasil. En América Latina, India y China
hay todavía abundantes recursos hidroeléctricos sin explotar.
En el informe se dice que “desarrollando ese potencial, se pueden
reducir las emisiones de gases de invernadero en un 13%
aproximadamente”. No obstante, el informe también señala las
repercusiones negativas de la construcción de represas, entre las que
figuran el desplazamiento de las poblaciones locales y el deterioro del
medio ambiente, por ejemplo la pérdida de biodiversidad y de humedales.
Información
cortesía UNESCO
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