La educación: otra víctima del T.L.C

 

Prof: Rosibel Castro Agüero
Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza

La educación, primero conminada a responder ella sola a la promoción social, ha sido progresivamente desacreditada y sometida a los deseos del mercado de trabajo. En la "sociedad del conocimiento", donde la promoción de nuevas tecnologías hace las veces de pensamiento, la Educación no es más que el instrumento de una división social inigualitaria.

De esta manera la esfera educativa está confrontada a una serie de trampas mayores como resultado de las mutaciones políticas, sociales y económicas de los últimos treinta años, que han centrado el modo de vida sobre el hiperconsumo y la mercantilización generalizada de todo bien y servicio; la explosión de nuevas tecnologías y la mundialización liberal.
Entre estas trampas tenemos la instrumentalización creciente de la Educación al servicio del "recurso humano".

En la lógica de la globalización neoliberal y más específicamente, del Banco Mundial, la educación debe ser pensada y organizada con prioridad en una lógica económica y como preparación al mercado de trabajo. Ella es la acumulación de un capital humano que debe ser pensado en términos de costos y beneficios. Y como cualquier otro recurso material o inmaterial, el recurso humano es considerado como una mercancía puramente económica, que debe estar disponible en todas partes, no conoce ni derechos cívicos, ni otros derechos, sean políticos, sociales o culturales; los únicos límites a su explotación son de naturaleza financiera; su derecho a la existencia y al ingreso dependen de sus resultados, de su rentabilidad. Por lo tanto, debe demostrar que es empleable, flexible, competitiva de donde se desprende la substitución del "derecho al trabajo" por una obligación nueva: demostrar su "empleabilidad".

Esto se traduce por una presión de los sectores económicos sobre los currículos. Por otro lado, es preciso desarrollar una educación de base para todos, y al mismo tiempo organizar la enseñanza secundaria y universitaria en relación con las exigencias del mercado. Esta visión tiene una serie de consecuencias:

La educación como mercancía

1. La reducción neoliberal de la educación al estatus de mercancía, lo cual amenaza al hombre (y mujeres) en su universalidad humana, en su diferencia cultural y en su construcción como sujeto. Apenas son reconocidas de la educación sus aspectos económicos y profesionales. ¿cómo quedar entonces sorprendidos con las explosiones de violencia, y de forma más general de la violencia difusa y omnipresente en la sociedad contemporánea?

2. La intervención del Estado está considerada apenas para hacer la gestión y limitar los prejuicios sociales. La educación pasa a ser concebida entonces como auxilio y deja de ser un derecho humano y un proyecto de dimensión universal y ciudadana.

3. Se observa un aumento de la enseñanza particular en todos los niveles y principalmente a nivel universitario. En el área universitaria, se busca imponer la idea de que las universidades, inclusive públicas deben autosustentarse. En América del Norte se habla permanentemente del "mercado de la educación" del "mercado de los productos" y de los servicios pedagógicos de "empresas educativas" del "mercado de los profesores y los alumnos". Para la gran mayoría de los presentes en el Primer Mercado Mundial de la Educación (Vancouver - Canadá) la mercantilización de la educación ya no presentaba ninguna duda, la cuestión principal era la de saber ¿Quién va a vender en el mercado mundial y según cuáles reglas? El ¿quién? comienza a dibujarse bien: editores de productos de multimedia, diseñadores y distribuidores de servicios en la teleenseñanza, operadores de telecomunicaciones, empresas informáticas.

Según las proyecciones del banco de negocios americano Mery Lynch, el número de jóvenes que seguirán estudios superiores en el mundo se elevará hasta un total de 160 millones hasta el año 2025. Actualmente son 84 millones de los cuales 40 millones seguirán una enseñanza en línea (Universidades virtuales). Es así como la tendencia dentro de todos los países "desarrollados" empuja hacia un sistema de educación organizado sobre una base individual a distancia (vía Internet) variable dentro del tiempo, a lo largo de toda la vida y a la carta, consignas a vidas novedosas, pues aprendemos desde que nacemos hasta que morimos. La novedad se articula a la tecnología, que ha abierto la posibilidad de crear un vasto sistema privado y comercial de tele enseñanza y tele acreditación, mercado seguro y rentable más en un país como el nuestro, en donde la educación constituye uno de los más preciados valores.

 la "exclusión digital".

El desarrollo de la telemática ha creado condiciones para mercantilizar masivamente la enseñanza, abriendo un mercado capaz de incorporar a estudiantes - clientes de todas las latitudes, no de ámbito mundial porque muchas regiones, sectores, países y hasta continentes enteros están excluidos. No estamos en contra del desarrollo tecnológico, las innovaciones, los descubrimientos, pero esta fascinación irreflexiva por las innovaciones tecnológicas ha dejado de lado la preocupación por el rumbo de las transformaciones sociales que conlleva.

Ahora bien, al sector público ¿qué le queda? Al sector público le quedaría la alfabetización, incluidos rudimentos del inglés y de informática, de dónde se seleccionarán los que van a "progresar". Es decir, este mercado educativo a partir de nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que funciona según las leyes de la rentabilidad y que no es accesible igualmente para todos, anuncia una nueva forma de exclusión, la "exclusión digital".

Estas nuevas tecnologías sirven de justificación a la falta de compromiso del Estado, creando la ilusión de que la solución de los problemas estaría no en el refuerzo de la educación pública, sino en el equipamiento general en computadoras y en la creación de una educación a distancia. Las primeras víctimas de esta exclusión son las poblaciones más frágiles: pobres, niños de emigrantes, comunidades indígenas, jóvenes pertenecientes a minorías étnicas, religiosas o culturales, familias marginales, etc.

Son víctimas también los educadores, pues la masificación de esta modalidad conlleva desempleo, puesto que no haría falta un cuerpo docente institucionalizado, a lo sumo lectores a "destajo". Son víctimas también, no solamente porque sus condiciones de trabajo son peores, más también porque en muchos lugares, es su propia identidad la que está frágil. Por otra parte la masificación de esta modalidad estimula el aprendizaje a solas, sin compartir con profesores ni compañeros, lo que redunda en estímulo al individualismo. La deshumanización de los procesos educativos alimenta la deshumanización de las relaciones sociales.

Se olvida que la ciencia y la tecnología no son fines en sí mismos; son medios para lograr la felicidad de la humanidad, aunque hasta el día de hoy solo han labrado la bonanza de unos pocos. Otro asunto que no ha merecido debate es que la enseñanza a distancia aumentará la demanda de telecomunicaciones telefónicas, de ahí la presión por privatizar este sector, asimismo los derechos de autor y los derechos de comercialización y explotación de programas didácticos facilitará adecuar la enseñanza a las necesidades comerciales de las empresas que controlan esta producción, al mismo tiempo que reduce los costos en la capacitación para el empleo y produce una desconcentración de estudiantes y educadores que diluye un riesgo de efervescencia social. Para concluir, se impone dedicar más pensamiento y acción a esta encrucijada de la historia que nos ha tocado vivir.

Como educadores somos sujetos significativos en este proceso de lo contrario seremos cómplices. Estamos llamados por ello a alzar nuestra voz. La tarea parece difícil, pero situaciones peores ha superado la humanidad.