Radio Internacional Feminista - FIRE
Agosto 2006

“La crisis actual del cristianismo desde la  perspectiva del ecofeminismo”

 

Ciclo de conferencias que la teóloga feminista brasileña  Ivonne Gebara impartió en la Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica ,Agosto 22, 23 y 24 del 2006

 


Ivonne Gebara/
Foto: Periodico Pregonera

Por Constanza Rangel Núñez.

La  teóloga feminista brasileña Ivonne Gebara, estuvo  de visita en Costa Rica,  para participar en varios encuentros académicos.  Uno de ellos consistió en la serie de tres conferencias “La crisis actual del cristianismo desde la  perspectiva del ecofeminismo”  que impartió como parte del Programa de la cátedra Juan A. Mackay de la Universidad Bíblica Latinoamericana, los días 22, 23 y 24 de agosto,

Ciclo de Conferencias:

  • Primera conferencia:  ¿Qué es el cristianismo hoy?,  
    Una propuesta de búsqueda de sentido de la vida en las experiencias cotidianas.  

  • Segunda conferencia : ¿Qué preguntas hacen las teólogas feministas a su herencia cristiana, cuando su simbología tiene rostro masculino?    

  • Tercera conferencia: ¿Qué preguntas hacen las ecologistas feministas a las iglesias cristianas?

 

La  interrogante planteada en la tercera conferencia ¿Qué preguntas hacen las ecologistas feministas a las iglesias cristianas?, suscitó diversas reflexiones de la  teologa. En  su exposición ella  señala la importancia de ubicar la palabra “desde” las mujeres, “desde” la ecología, porque implica la ubicación del lugar en el que se mira lo que a una le preocupa.  Desde las mujeres sería  su sufrimiento que tiene que ver con lo que se produce en la teología y en las iglesias.  Desde la ecología se refiere a eco, nuestra gran casa en la cual pasa algo que toca mi cuerpo,  porque oikía  (naturaleza), está enferma, sucia, destruida por nuestras acciones sobre su equilibrio de reproducción vital.

 Afirma con esto que la enfermedad social, que se expresa en guerras de género, dinero, política, toca también nuestra oikía que es considerada una mercancía para favorecer a la élite nacional e internacional.

 Para Gebara hay una unión del feminismo y la ecología que comenzó en los años 70  y después del desastre de Chernobil, en 1986. En Paris en 1973,  las mujeres  se dieron cuenta de que el capitalismo además de lo que oprime a las mujeres por el patriarcado, al ser excluyente, también somete a oikía por el capital, sobre todo en las poblaciones más pobres.  El desastre de Chernobil fue grave para las mujeres porque desde la división social y sexual del trabajo, al ser las encargadas de la alimentación, no sabían cómo nutrir a sus hijos e hijas, porque hasta la leche materna sufrió radiación.

 Ivonne aclara que el feminismo ecológico no busca un esencialismo equiparando a la mujer con la naturaleza, sino busca la denuncia y la lucha por la dignidad de las mujeres y la integridad del planeta. 

 ¿Y la teología cómo entra aquí? Nos pregunta.  Responde que las iglesias quieren ecología pero  la  reducen a preservación del medio ambiente, anti contaminación, y  no hay conflicto, pero con el feminismo sí existe conflicto.  Esto debido a que no se percibe que la crisis ecológica tiene que ver con el concepto ecológico y cosmológico de nuestras economias y cuyas raíces son religiosas, sobre todo de la tradición judeo – cristiana.

 Identifica una complicidad inconsciente de las iglesias cristianas con el desequilibrio de la tierra.  Pues desde el cristianismo se debe de “valorar la vida”, mas ¿qué vida, cuáles vidas se valoran?   La tradición cristiana utiliza mucho la palabra vida pero en una concepción necrófila, puesto que ésta es valorada a partir del sacrificio y la muerte. 

 Esto desde un cristianismo que Ivonne Gebara  no ubica en la tradición de Jesus, sino como interpretación tardía que considera la vida verdadera aquella que es posterior a la muerte, la vida eterna, más allá de la materialidad de la historia.  Finalmente –nos dicen que - en la vida eterna seremos felices.  Estas ideas apuntan a una devaluación de la materialidad, de este lugar donde estamos.

 Piensa que hay que considerar la complejidad del fenómeno cristiano porque la misma creencia puede producir vida o muerte.  La influencia de doctrinas espiritualistas en el cristianismo como los esenios que consideraban a la materialidad como algo pesado; esto llevó a promover esperar el cielo para la felicidad.

 Estas concepciones favorecen el mantenimiento de formas diversas de opresión como la esclavitud en el colonialismo, por ejemplo.

 Gracias a estas influencias se desarrolla una negación de los cuerpos, aunque Jesús mostraba lo sagrado en el cuerpo.  Se implanta el ascetismo como principio creador: Dios está más allá, fuera de la tierra, en el cielo, la materia es para la muerte, la salida es salvar el espíritu con desprecio por la materia. 

Se pregunta ella ¿cuál materia? Nuestros cuerpos y también de la naturaleza que también es mortal como nosotros, pero nosotros sobrevivimos en Dios, mientras que no hay resurrección para la naturaleza.   Se hablaba de una naturaleza caída, del pecado de Adán y Eva que condena también a la naturaleza, es un animal –la serpiente- con quien se comienza a ubicar en el mito adámico, el mal en la naturaleza. La Madre Tierra, las Diosas Sexuales son destronadas por Dios padre que es inmaterial.

 Estas construcciones simbólicas no son del mito, sino sobre el mito, son posteriores.  Ahora es Dios de los cielos que se alía con los profetas –los poderosos de este mundo- por ejemplo con el rey como servidor de Dios.  Desde estas construcciones simbólicas del mito de Dios padre es más fácil dominar al pueblo con sus mediadores.

 Plantea que este cambio de las Diosas a dios, inculcó la idea de que dios padre es mejor que:

§        El éxtasis en la contemplación de la belleza natural

§        La sexualidad

§        La fertilidad

Como manifestaciones de la experiencia de lo sagrado. Así se incluye también la idea de que “esta vida es pasajera”, la vida verdadera es la del espíritu. Nosotros contamos con el soplo de dios que no tienen los animales, por lo tanto podemos ir al cielo o al infierno.

 Este cambio coloca a dios como sustituto de la Madre, por tanto entrar en el ciclo de la Tierra es sucio, indigno, para el ser humano lo digno es subir a un cielo.

 Por tanto, nos invita a trabajar en la salvación de la tierra de nuestro deseo humano destructor, a re significar la cosmología de la creación.  Propone introducir una nueva cosmología en la que  el proceso originario sea  igualitario: todos venimos del polvo de estrella.  Por tanto estamos en interconección e interdependencia.

Re situar las tradiciones religiosas desde la física contemporánea, teniendo en perspectiva la interdependencia y la humildad.  Dado que el discurso mítico se tornó dogmático, se hace necesario situar la complejidad en las narrativas creacionales para acercarnos a una vida en todos, fuera del teocentrismo antropocéntrico y androcéntrico de nuestras teologías.

 Sugiere pensar una doctrina de redención, se nos ha aleccionado  que fuimos creados por un dios bueno, y por voluntad nuestra y de la serpiente nos hicimos corruptos, el mal tiene la figura de la naturaleza, los elementos son demonizados –árbol, fruto, paraíso, serpiente- por lo que necesitábamos que de nuevo dios interviniera para redimirnos.   Surge la encarnación de dios para salvar al hombre, la carne humana como figura salvadora por el hijo único de dios, se nos hace ver la divinidad de Jesús y olvidar su humanidad atribuyéndole además poderes. Esta es la idealización como parte de la androcentrización de Jesús, lo que hace olvidar que los procesos de salvación se hacen desde las relaciones, como también la destrucción. 

 La teología no ha pensado una redención más amplia.  En el cristianismo la resurrección es como una ruptura con los procesos de la naturaleza, la muerte como un enemigo que debemos vencer para llegar a la vida eterna.  Esto nos da la consideración de las jerarquías en la vida –tipos de vida eterna o terrenal-, que se pasa a los seres humanos: etnia, condición económica, sexo.

 Para enfrentar esto nos propone volver a las experiencias sencillas de la vida.

 

Entrevista a Ivonne Gebara realizada por Constanza Rangel Nuñez para Radio Internacional Feminista  


Ivonne Gebara/
Foto: Periodico Pregonera

Entrevistadora: ¿Cuál considera que es su aporte desde la teología feminista, como feminismo latinoamericano, hacia el feminismo?


Ivonne Gebara
: Para ser exacta desde mi experiencia fue el feminismo el que a mi me llevó a hacer teología
feminista. Fíjate que las
feministas brasileñas me conocían como teóloga. En los años ochenta dos de ellas me invitaron a una comida, y me dicen  ¿cuáles son los temas que tú trabajas? entonces hablé de la deconstrucción de la imagen patriarcal de Dios, de Jesús.  Me preguntaron ¿esto sirve a las mujeres? Sí sirve ¿Pero y el trabajo de la cuestión del cuerpo?, no trabajas la opresión de los cuerpos femeninos. Y entonces fue tan interesante.

 Entevistadora:  ¿Te bajaron?
Ivonne  Gebara: Me bajaron, claro. Por eso quiero decir que primero es el aporte del feminismo a mi teología y creo que ese aporte vale, hasta hoy nutre, hasta las viejas que ya no trabajan más, sí las feministas francesas de los años sesenta, muchas norteamericanas entonces. Creo que yo tengo primero una deuda.

Pero mi aporte es difícil decirlo, pero creo que a mi, lo  más significativo que me ocurrió,  es no permitir que adentro de las estructuras de las iglesias a las cuales yo tengo acceso, se satanice tanto porque yo estoy también, bueno no sé si sabes, que  he tenido problemas por mis posiciones dentro la iglesia católica.

Me doy cuenta de que las feministas de Brasil cuentan conmigo cada vez que hay alguna pelea con la iglesia por cosas confesionales, o no se qué, me dicen por favor no salgas de la iglesia...

 Entrevistadora: Te necesitamos...

Ivonne Gebara:     Sí esa es la palabra, te necesitamos ahí y entonces como conozco la Iglesia Católica, es parte de mi cuerpo, de mi historia, está aquí en mí misma, pero es terrible.

Cuando hablo de la iglesia estoy hablando de las jerarquías, no de  las comunidades, en las gentes sencillas no es tanto, algunas mujeres poderosas sí, porque no todas las mujeres acogen el feminismo y las que no lo acogen son más dogmáticas que los varones. Entonces creo que mi aporte forma parte de esto también.

A veces las feministas me piden algo de espiritualidad . Yo pienso que la espiritualidad no es monopolio de las religiones. La espiritualidad como  una conversación de corazón, sobre cómo nos ubicamos en la vida, qué sentido tienen las cosas que hacemos, eso siento que  es una pequeña contribución que les doy

 

Entrevistadora: Por ejemplo la experiencia que mencionaste de estas monjas que ya no dicen en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, sino en nombre del amor, de la paz, etc.

  Ivonne Gebara: Sí ese es un ejemplo pero también otra cosa que es  reconocer en la vida cotidiana de las mujeres su espiritualidad,  siento que es lo que intento  hacer, porque no hay que copiar los modelos que existen. Pero tú puedes crear un modelo, puedes simplemente abrir la ventana de tu cuarto y decirte a ti misma, estoy aquí y qué bueno, no entiendo muchas cosas pero aquí estoy.  Realmente creo que recibí más de las feministas sociales, inmediatamente.Siento que recibí mucho más.  

  Entrevistadora: Pero hay producción propia y hay producción que es importante conocer en el feminismo, no sólo la producción europea o estadounidense.

Ivonne Gebara: Ah, sí, sí claro, Para nosotras dicen así, las más, las de la clase A, dicen ustedes del tercer mundo ¿cuáles son las acciones que hacen? Nosotras somos las de las acciones y ellas las del pensamiento.

Entrevistadora: se repite lo masculino, que es del pensamiento

Ivonne Gebara: Y había  que denunciar y yo siempre en broma lo denuncié y dicen no, no, no es esto lo que queremos decir. 

FIN


 

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Fuentes: Radio Internacional Feminista/www.radiofeminista.net
Imagenes: Periodico Pregonera