I. El Sunami, una ola que recorre el mundo

        Casos de sobrevivencia

Por María Suárez/ RIF-FIRE

Era la mañana del infame día del sunami en el Océano Índigo, cerca de Tailandia, Sri Lanka, la India y demás países que colindan con es parte de la costa. “Sunami” es una palabra japonesa que significa “puerto”, nombre puesto al fenómeno de las olas gigantes por los pescadores japoneses que regresaban a orilla después de un sunami, sin saber qué había pasado.

1        Las “gitanas y los gitanos del mar” como le llaman en Tailandia a pequeñas poblaciones nómadas que viven en diminutas islas en la zona, percibieron que algo iba a pasar. Cuando en la madrugada se aprestaba a salir a pescar, vieron que los delfines estaban en un estado de alteración nada normal. Se preocuparon, por lo que decidieron poner más atención al mar ese día. Punto seguido vino la “señal” definitiva que les dijo, sin lugar a dudas, que venía la gran ola que se forma cuando el par se pone bravo, literalmente, porque la étnia, animista por excelencia, cree que los sunamis de hacen cuando el mar se pone molesto. Y se iba a poner bien molesto ese día. “Después de la calma viene la tempestad” dice el dicho popular de la ciencia popular. Sí, la señal era clara. Todos se devolvieron a la orilla a avisar a sus familias, recoger algunas pertenencias y desplazarse lo más pronto posible a las montañas en medio de la pequeña isla. Se salvaron todos, porque conocían la señal más simple del universo... y porque le hicieron caso. El mar se había retirado de la orilla mucho más de lo normal, lo que significaba que después de ello, vendría la gran ola. Y así fue. (Nos lo contó Silvia Chavaría, una tica en Tailandia, en un correo electrónico.)

2        En Tailandia, una mujer de extracción bien popular, es decir, una mujer pobre, acababa de dar a luz en su casa unos días antes del sunami. La gran ola la agarró en la cama, alimentando a su tierna criatura. No había nadie más alrededor. Todas las demás personas de su familia habían salido a trabajar. Ella cuidaba de su salud y la de su delicada criatura. Dicen que una madre, cuando amamanta, está más alerta que en cualquier otro momento. Ella  tiene que haber escuchado la ola venir porque cuentan que sonaba un retumbar de espanto. Y ella debe haber sabido lo que era, pues el fenómeno natural no es nada nuevo en la zona. Debe haber tenido algún tiempo para decidir qué hacer. Se quedó en la cama, acomodándose en el mismo centro del gran colchón. Se salvó y salvó a su criatura. La ola los sacó de la casa, colchón flotando, hasta que los depositó donde terminó la ola, es decir su fuerza.  Ella no tenía fuerza propia, por lo que usó la fuerza de la ola, mezclada con su propio ingenio. (Reportaje en Canal 4 de Puerto Rico unos días después del sunami. El nombre de la mujeres no aparecía en el reportaje, solo su foto y la de su bebé.)

3        En la playa de Banda Aceh, al norte de Indonesia, Martunis, un niño de 7  años de edad apareció vivo entre los escombros del sunami, 19 días después del mismo. Estaba herido y maltratado, pero sobrevivió solo. Fue encontrado por un equipo de reporteros de la cadena de televisión británica Sky News. Pese a su debilidad física y a su desorientación, cuando ingresó en el hospital, y según el relato del reportero británico que lo salvó, Martunis estaba muy deshidratado, débil y lleno de picaduras de mosquitos. Sin embargo, el diagnóstico fue muy positivo y el pequeño no tiene ninguna enfermedad grave. Su historia fue considerada "un milagro" por los responsables de la organización humanitaria Save the Children, que le acogió y encontró a su padre. Sobrevivió. Debe haber usado la gran intuición infantil, pues supo qué comer y que no echarse a la boca para alimentarse. La podredumbre alrededor de él era como para matar a cualquiera que no supiera escoger.

Son pocas las historias como esta. Desgraciadamente, la mayoría de la gente afectada directamente pereció. Hasta ahora el horripilante recuento es de entre 250,000 – 300,000 muertes y muchas más víctimas.

No cesa de correr la ola del sunami por el mundo ante semejante horror, pero otra ola que recorre el mundo es la del análisis de lo que ocurre con los conocimientos intuitivos y el de las mujeres, que se expresa con toda crudeza ante hechos como esos.