COLORES, SONIDOS, MOVIMIENTOS Y PALABRAS

Maya Cu / Red Mujeres al Aire / WACC-AL / Radio Internacional Feminista

Lima, 6 de abril del 2004.

La mañana estuvo cargada de emociones. Mujeres provenientes de diversas culturas, cuentan historias y dolores. Testimonios, tales como el de Otilia Lux de Cotí, llaman al empoderamiento personal, diciendo: “mi mejor arma fue estudiar”.

El IV Encuentro Continental de Mujeres Indígenas de las Américas, ofrece un marco propicio para la expresión. Si no es posible en la plenaria, en los grupos de trabajo; si no, en el comedor; en última instancia, las mujeres indígenas encuentran un espacio libre en la sala Sipán, que es convertida en una plaza popular para dar rienda suelta al talento.

Las dos noches de encuentro, a pesar del cansancio, las mujeres esperan a que la sala sea acondicionada. Luego de la espera, Sofía Cahuillaqueo, mapuche,  convoca a las participantes a presentar las danzas, canciones, poemas y la música propia de los grupos representados en el encuentro.

La noche del lunes, estuvo dedicada a las mujeres de los pueblos originarios de Canadá y Estados Unidos. Llamó la atención el grupo de chicanas que preparó una danza de rescate de la cultura mexicana, de la cual ellas son provenientes.

El martes, la sala fue insuficiente para albergar a las mujeres y algunos observadores que presenciaron un desfile de trajes, música, bailes, voces, y colores, unidos por una sola cosa: el arte.

En este espectáculo, se involucraron todas las delegaciones, representadas por mujeres jóvenes, adultas, ancianas, llamando la atención la participación de dos niñas: una miskita y la otra kuna. Con alegría, gritos y aplausos, se clausuró esta jornada artística, haciéndonos notar que el arte milenario sumado a la alegría y armonía que lo acompañan, son las mejores armas de las mujeres indígenas para acceder a la libertad.

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